domingo, 10 de mayo de 2020

Intrínseco - Capítulo 4: Búsqueda, Parte 3


Lan WangJi había esperado cuatro días en el mismo lugar, no se había movido más que para estirar las piernas adormecidas tras muchas horas en la misma posición, luego había vuelto a meditar frente al lugar en que había visto la espalda de aquella persona desaparecer, recordó su voz y su pecho se sintió hinchado.
Pensó en la posibilidad de que todos esos años hubiera pasado escondido en aquella montaña, siendo parte de una secta, rodeado de gente que lo apreciara y lejos del odio y la envidia, aquello lo aliviaba hasta la médula.
Quería verlo, confirmar si era feliz, mirarlo a los ojos y si era posible, quedarse haciéndole compañía, donde fuera, las veces que le fuera posible, aunque solo pudiera verlo unos pocos minutos, quería hacerlo. Obstinado como era permaneció allí, sin comer, sin beber nada, lo mantenían firme las suposiciones que se atrevía a imaginar. ¿Y si él había sido feliz todo ese tiempo?
Con solo saber que no había desaparecido de este mundo ya se sentía agradecido.
El quinto día se durmió por primera vez, cayó apoyado en el árbol y no despertó hasta entrada la mañana, algo impropio de él.
Despertó a causa de un fuerte aroma a pescado asado, y cuando abrió los ojos un niño con traje blanco y un cabello cortado de manera recta hasta los hombros se divertía mientras soplaba un pescado clavado en una rama y le daba una mordida sentado tan solo a dos metros de él.
- Tú – Lan WangJi se incorporó de pie, pero el niño lo miró desde abajo y estiró un pescado en su dirección.
- Son mis favoritos. – el niño pestañeó inocentemente hacía él, pero incluso si no lo hubiera hecho, por respeto Lan WangJi lo hubiera recibido. Tomó el pescado y se sentó para quedar más a su altura.
- He estado esperando.
- Estas en la puerta incorrecta – le dijo el niño mientras masticaba - Pero fue interesante que llegarás hasta aquí en vez de esperar en la ciudad de piedra.
- No hables mientras comes. – el niño lo miró confundido – Es de mala educación.
- Aaaah... - hizo caso y esperó a tragar para hablar. – Como decía, pensé que te quedarías allá, pero fue divertido que aparecieras aquí justo cuando la carretilla estaba tan pesada que no podíamos llevarla por la puerta principal. – el segundo maestro Lan pensó para sí que su personalidad tenía algunas similitudes con la de Wei WuXian, por lo que se sintió extrañamente cómodo en su compañía desde que se había sentado en frente suyo.
- ¿Wei Ying está contigo? – a pesar de haberlo visto, necesitaba más respuestas.
El niño miró a ambos lados por sobre sus hombros y negó con la cabeza, Lan WangJi lo intentó de nuevo.
- ¿Él está bien?
- Está bien – respondió finalmente el niño, luego lo escaneó profundamente con la mirada. Si bien sus ojos parecían aliviado al escucharlo, no había ni una sola señal más de cambio en él– Eres muy inexpresivo, pensé que estarías feliz.
- Lo estoy. – Lan WangJi lo miró firmemente como si con ello lo afirmara, Shaymin sintió un escalofrío por la intensidad de sus ojos.
- Come, come... vine porque no estabas comiendo. – cuando vio que le dio una mascada, sonrió aún más. – Bien, ya me estaba asustando, sería muy trágico si después de todo este tiempo te murieras de hambre en la puerta trasera de la montaña.
- ¿La entrada principal está en la cumbre de la piedra? – preguntó luego de tragar. El niño asintió.
- ¿No me vas a preguntar nada más? ¿Cómo sé quién eres?... ¿Qué soy? O sobre él, ¿cómo llegó aquí? – él negó en silencio antes de decir algo.
- Quiero saber sobre Wei Ying.
El niño sonrió feliz y esperó en silencio para que el adulto en frente de él terminara de comer.
Shaymin había tenido una vida larga, como un niño que alcanzó la inmortalidad demasiado pronto, su nivel de sensibilidad y espiritualidad era mucho más elevado que el de los adultos y cultivadores especializados, desarrolló un gusto para confinar y trabajar con las almas, pudiendo sanar hasta la más fragmentada y como parte de su afán de hacer travesuras, cada tanto cumplía el deseo de alguna con la que sintiera una fuerte afinidad. Se consideraba así mismo como un experto en desenredar los nudos del destino, como esta actividad le quitaba el aburrimiento la había repetido un sinfín de veces, sin embargo era la primera vez que se encontraba con alguien con una personalidad como la de Lan WangJi. A pesar de su fría expresión, Shaymin podía sentir las vibraciones emocionales emanar del segundo maestro Lan, las había sentido desde hace muchos años atrás, cuando comenzó a seguir a Wei WuXian por mera curiosidad.
- Vamos – le dijo en cuanto terminaron de comer.
- ¿Dónde?
- Con la maestra. – la sorpresa en los ojos del adulto no pasó inadvertida – Solo ella puede darte respuesta, además, si quieres verlo, necesitarás su permiso.
- Mn.
Cuando Shaymin abrió la barrera, Lan WangJi pudo sentir el fuerte poder espiritual que tenía el niño, no dejaba de pensar en que definitivamente no era solo un niño y por el color de sus ojos tal vez ni siquiera era humano, pero esos pensamientos fueran lanzados lejos cuando entraron en la montaña y su emoción casi era palpable.
Observó impresionado lo grande que era la montaña tras el portal, sabía que para mantener escondido semejante espacio se requería de un nivel de cultivación que no estaba registrado en los libros. Cuando entró vio personas observándolo desde la lejanía, solo un par de niños curiosos se acercaron lo suficiente como para permitirle ver que todos llevaban consigo aquel uniforme blanco con matices verdosos. Su ansiedad incrementó a medida que avanzaban, y cuando se hizo la idea de que conocería a la gran BaoShan SanRen se sintió nervioso dentro de sí. Aquello estaba fuera de sus expectativas, como de las de cualquier mortal.
Entraron en una gran casa, era similar a la infraestructura de GusuLan, incluso había campanas y colgantes aunque con otros símbolos y formas, estos parecían llevar otro material color verde que no se atrevió a confirmar si eran esmeraldas, pero eso pensó a simple vista considerando que el niño también llevaba una. El lugar era espacioso, el aire zen era tan palpable que lo calmó a medida que avanzaban por un largo pasillo, el niño comenzó a subir escaleras con Lan WangJi siguiéndole los pasos. Finalmente llegaron a lo que parecía un despacho con un largo escritorio en medio, libros en varios muebles, espadas colgadas en la pared y un montón de diamantes con diferentes tipos de energía espiritual. Había un balcón y una silueta con un largo cabello estaba de pie en él, aunque nadie lo dijo Lan WangJi lo supo por la imponente cultivación que podía sentir en aquella persona, aquella era BaoShan SanRen.
- Maestra, perdone la demora pero él come muy lento... - se quejó el niño con una actitud confianzuda, la mujer se dio vuelta y dejó atónito al segundo maestro Lan que no se esperó ni que fuera tan joven ni que tuviera rasgos tan finos u ojos tan claros.
Luego de medio segundo reaccionó e hizo una reverencia con profundo respeto. Ella asintió en su dirección y luego volvió a voltearse. Lan WangJi permaneció de pie detrás de ella.
- Shaymin, arregla una habitación para él. – se impresionó por su voz grave y femenina, no recordaba haber escuchado voz similar en una mujer, pero consideró que era realmente imponente en todos los sentidos, incluso su altura.
- Sí maestra. – el niño salió de inmediato de la habitación.
- Lan WangJi – le dijo ella de pronto – Discúlpeme si no te llamo HanGuan-Jun pero no me agradan los apodos cuando existen los nombres de cortesía. – él asintió, por supuesto que no creía que existiera motivo alguno por el que ella debiera llamarlo así. - ¿Por qué está aquí?
- Por Wei Ying – respondió al instante.
- Eso lo sé, pero ¿qué espera? – respiró profundo, lo que esperaba no podía ser dicho por falta de cortesía.
- Me atrevo a preguntarle a la maestra, ¿qué opciones existen? – su voz se escuchó distinta en sus propios oídos, su habitual calma había disminuido a cero. Se sintió avergonzado al notar un leve temblor en su voz.
- Acérquese – le pidió en un tono divertido, Lan WangJi lo hizo a paso lento, pero una vez la miró a ella siguió su mirada fija en un lago, allí estaba él... salpicándole agua a unos niños pequeños, compitiendo sobre quien llegaba primero a cada roca.
Lan WangJi se quedó sin respiración mientras lo miraba, su apariencia era sin dudar alguna la de un chico quinceañero, él lo sabía bien porque lo conoció a esa edad en la que aún la sonrisa estaba permanentemente en su rostro.
Eso quería decir que había reencarnado, que no lo recordaba... no sabía cómo sentirse al respecto pero no podía dejar de mirarlo.
- Shaymin restauró el alma de Wei Ying y la trajo hasta aquí. – la mujer de largos cabellos y ropa blanca apoyó los codos en la barandilla del balcón sin dejar de mirar en dirección al lago – No podíamos dejarlo a su suerte una vez reencarnado, hasta nosotros habíamos escuchado los rumores del terrible Patriarca Yilling, sabíamos que no viviría demasiado si no lo protegíamos, así que lo adoptamos sabiendo que algún día marcharía. – Lan WangJi por primera vez alejó su vista del quinceañero para observar a BaoShan SanRen, ella también lo miró – Todos los discípulos que puedes ver aquí no abandonarán la montaña, pero incluso si hubiera querido inculcarle aquello a Wei Ying él no se quedaría, su naturaleza es demasiado libre para eso... lo sé, porque es idéntico a su madre. – ella suspiró y ambos volvieron a mirar al lago – De todas maneras será él quien tenga la última palabra.
- Él sonríe. – los ojos de Lan WangJi se suavizaron.
- Él sabe aparentar, no está tan feliz como parece – dijo con un matiz de preocupación.
La mujer de cabellos largos dio media vuelta y entró al despacho, se sentó en la mesa y comenzó a servir té, el segundo maestro Lan la siguió no sin antes darle una última mirada a Wei WuXian que acababa de usar las cabezas de los niños como rocas para ir saltando de una en una hasta salir del lago y gritar: "¡lo logré!", mientras alzaba las manos sobre su cabeza.
Se sentó en silencio y observó los ojos de la mujer, era seria pero maternal de cierta forma.
- ¿Le ha enseñado el arte de la espada? – preguntó.
- Le he enseñado como si fuera un discípulo más, en el presente es el mejor de los jóvenes y al igual que su madre no tiene que esforzarse demasiado, la cultivación le es natural.
- Igual que antes...
- Sí, consideré su vida como una extensión de la anterior, porque es lo que es. – ella bebió el té en un gesto delicado y elegante.
- Pero él ya no recuerda... nada de su vida, ¿o sí? – ella bajó la taza.
- En este momento lo que recuerda es más que un simple "nada", pero llegará un momento en que lo recordará todo. – Lan WangJi lucía consternado – El alma de Wei Ying sufrió dolores desgarradores antes de morir, por lo que se fragmentó.
El segundo maestro Lan se congeló. Siempre que había buscado su más grande miedo era ese, que el alma de Wei WuXian se hubiera fragmentado y su esencia se hubiera hecho añicos. BaoShan prosiguió ignorando la angustia visible en la mirada de Lan WangJi.
- Shaymin la pudo curar pero para permitirle sanar debidamente debíamos esperar una cantidad de tiempo considerable, tal vez varios años antes de permitirle reencarnar, pero... aquel niño es un poco caprichoso, había prometido cumplirle un deseo a Wei Ying e impulsado por eso, lo obligó a reencarnar antes de haberse recuperado, por lo que su memoria aún estaba intacta y a medida que fue creciendo, los recuerdos comenzaron a hacerse cada vez más presentes por medio de sueños. Llegará un momento en que estos romperán la barrera del subconsciente y entonces Wei Ying lo recordará todo.
- ¿Cuándo será eso?
- Considerando otros casos de los que he sido testigo, probablemente un año... o dos.
El silencio se apoderó del despacho, Lan WangJi estaba pensando en alguna manera de ayudar, pero no llegaba a nada concreto en su mente, lo único que tenía claro era que lo mejor para él sería no recordar.
- Lan WangJi, Wei Ying tiene que recordar. – la manera en que habló, le hizo sentir que leía sus pensamientos – En este momento se siente confundido, hay cosas que quiere y no entiende el por qué, hay cosas que le causan tristeza y tampoco las puede comprender, es necesario que recuerde y necesitará a alguien a su lado para cuando eso ocurra.
Los latidos comenzaron a escucharse en sus propios oídos.
- Sé que lo haz buscado por todos estos años, ahora que lo encontraste, ven a visitarlo cada vez que puedas hasta que él tome una decisión. – estaba tan impresionado por lo que acababa de oír que ni siquiera se percató del trato informal.
En ese momento, el segundo maestro Lan se puso de pie y dio un profundo agradecimiento con un gesto propio de él, agachando su cabeza.
- Gracias. – su voz contenida hizo sonreír a la gran BaoShan SanRen. – Pero... ¿Puedo preguntar...?
- Adelante.
- ¿Qué decisión? – ella se puso de pie lo guió hasta la puerta, fuera de ella había una adolescente de pie esperando por Lan WangJi.
- Simplemente... él no sabe lo que quiere, solo sabe lo que no quiere. El conocerte puede aclararle un poco aquello.
Si bien el segundo maestro Lan no comprendió del todo, entendió que su presencia en aquel lugar sería una ayuda para él. Nuevamente dio las gracias y salió de la habitación dejándose guiar por la adolescente.
Lo llevó hasta una habitación sencilla pero espaciosa, sobre la cama había una túnica limpia interior y otros materiales de aseo personal. Junto a una ventana había un escritorio con varios libros apilados y una mesa para guqín, se volvió para agradecer a la adolescente y esta se retiró con un fuerte sonrojo en las mejillas.
Cuando se acercó al escritorio notó que algunos libros tenían notas para el guqín, eran melodías curativas. Otro par de libros eran sobre restauración de almas y él último que observó era sobre nada más y nada menos que la energía resentida y sus diferentes usos. Lan WangJi quería sentarse a leer de inmediato, pero podría hacerlo más tarde, la urgencia ahora era una sola; ver a Wei Ying.