domingo, 10 de mayo de 2020

Intrínseco - Capítulo 13: Tacto, Parte 5


- Lan Zhan, ¿recibiste respuesta de tu secta? – preguntó una vez descendieron de las espadas y caminaron hasta la puerta que los llevaba a la montaña.
- Mn – asintió – Debo volver mañana.
- ¿Mañana? – aunque Wei WuXian ya lo intuía, no pudo evitar que el puchero se dibujara en sus labios– Pero...
- Volveré – prometió dejando al adolescente mirándolo atónito.
- ¿Puedes? Es decir... ¿te permitirán entrar?
- Mn – la sonrisa que le mostró Wei WuXian hizo que la manzana en el cuello de Lan WangJi temblara, su pecho se sintió desencajado y le fue difícil contener las comisuras de sus labios para dar una respuesta.
- Te estaré esperando – prometió.

Al entrar en la montaña se encontraron con la rutina de estudio de la secta. BaoShan SanRen estaba junto a un grupo de niños enseñándoles a sostener un arco, Mei Fen controlaba un circuito de ejercicios que realizaban los compañeros de clase de Wei WuXian, mientras otros grupos se encontraban en salones recibiendo clases por sus mayores. Saludaron y se adentraron en las habitaciones, era primera vez que Lan WangJi entraba dentro de la gran casa que compartían los discípulos ya que los cuartos de invitados estaban en un lugar apartado. Para su sorpresa no solo era espaciosa, si no que contaba con muebles en salas compartidas y una gran cantidad de estantes repletos de libros, todo estaba ordenado y correctamente organizado. Habían colgantes en todos lados y una gran cantidad de cuadros y tallados en las paredes, las artesanías debían ser creadas por los mismos discípulos ya que todos tenían ciertos patrones en común: los paisajes pertenecían a la montaña y en general todos los dibujos eran pacíficos o denotaban felicidad como la tranquila vida en el lugar.
Los cuartos tenían sus puertas abiertas, eran compartidos de manera dual y estaban ordenados y limpios todos... Menos el de Wei WuXian.
Cuando el adolescente abrió las puertas de su cuarto mostró lo que era definitivamente un cuarto más grande que los otros y además no era compartido. Había una gran cama desordenada en un extremo, en el otro una gran mesa bajo la ventana, la mitad estaba repleta de hojas y apuntes desordenados mientras la otra mitad tenía platillos sucios. Un armario con puertas abiertas dejaba ver el desorden de su ropa como también los cajones que no fueron cerrados. Había una repisa repleta de plumas y tinta, frascos y cajas pequeñas. Otra repisa más arriba de esa tenía lo que parecían ser figuras talladas a medio pintar. En las paredes había dibujos hechos a tinta y junto al escritorio, colgaba una flauta de bambú.
- Sé que está desordenado, pero es que ayer salí con prisa y no encontraba el traje ni la bolsa de qiankun que me había dado la maestra así que... como verás desordené todo buscando.
Lan WangJi no dijo nada, no le creyó. Por su parte Wei WuXian se apresuró en tender la cama y abrir la ventana para luego pedirle que se sentara allí mientras sacaba las cosas de su bolsa. Se llevó con prisa la losa sucia en su escritorio y luego metió todos sus apuntes dentro de una caja que cerró y lanzó bajo la cama. Su habitación aún era un desastre, pero al menos tenía espacios donde dejar lo que había comprado.
Comenzó a sacar las cosas de su bolsa empezando por el pesado amuleto. En cuanto este tuvo contacto con el aire zen del lugar, comenzó a temblar y a rodearse de una atmósfera negra.
- Debe afectarle el aire purificado– no habían terminado de hablar cuando Mei Fen y Shaymin entraron apresurados en la habitación con notable alarma en los ojos. Ella tenía desenfundada su espada mientras su traje desordenado a causa del ejercicio en el campo le propinaba un aire muy poco femenino pero no menos agraciado.
- ¿Qué es esto? – preguntó con tono realmente enfurecido. Un escalofrío recorrió la espalda de Wei WuXian porque sabía exactamente a lo que se refería.
- Es un amuleto que encontramos – confesó Lan WangJi algo confuso por su agresividad. Shaymin contestó.
- Lan WangJi, ella no pregunta por el amuleto si no que por el desorden en la habitación– antes de que terminara de hablar, Mei Fen ya se había lanzado sobre el adolescente que comenzó a correr por la habitación.
- ¡Me prometiste ordenarías antes de marcharte! ¿Cómo no te avergüenza vivir en un basural?
- ¡Vamos Mei Fen no te puedes fijar en eso cuanto tenemos semejante cosa aquí! No sabes que estuve a punto de morir en manos de una lagartija gigante – corrió rodeando el lugar mientras casi era atrapado, pero finalmente se escondió tras la espalda del segundo maestro Lan y Mei Fen se detuvo solo por respeto a él– Si no me dejas en paz se lo daré a una lagartija y te arrepentirás, lo juro.
- Tráelo– la voz de BaoShan a sus espaldas los calló. Como nadie pareció reaccionar de inmediato repitió – Tráiganlo.
Wei WuXian lo tomó y caminó junto con todos mientras seguían a BaoShan que los guío hasta un campo con una matriz para exorcismos dibujada en el piso.
- Maestra, esa cosa convirtió a una lagartija en un yao bestial, de hecho tenía tanta energía resentida que atraía cadáveres feroces, cadáveres que por alguna razón corrieron de nosotros asustados... - BaoShan que no le había dirigido la mirada desde que les pidió que lo siguieran se volteó con una ceja alzada.
- ¿Asustados?
- Sí, no entiendo el por qué – los ojos de la maestra se encontraron con los de Lan WangJi que parecía tener la misma mirada que ella. Ambos suspiraron e ignoraron las dudas en los ojos del adolescente – Un cultivador dijo que perteneció al Patriarca Yiling – una vez lo mencionó, Mei Fen y Shaymin se congelaron- ¿Eh? ¿Qué les pasa a ustedes dos? ¿Conocieron al Patriarca Yiling al igual que Lan Zhan?
- Yo no – dijo Mei Fen sin darle demasiada importancia al asunto.
- Yo lo vi un par de veces nada más – agregó Shaymin con la misma postura – Pero él murió hace años, ¿cómo es posible que este amuleto solo aparezca hasta hoy? Por su poder debió estar suprimido y escondido por alguien que prefirió no eliminarlo.
- Tienes razón pero, ¿por qué dejar que una anciana termine manipulando semejante cosa? ¿Habrán más? – preguntó Wei WuXian
- Shaymin – preguntó BaoShan esta vez - ¿Hay más?
El pequeño Shaymin, quien había tenido acceso a las memorias de Wei WuXian mientras sanaba su alma, sabía todo sobre él, hasta sus secretos más oscuros, y si no hubiera sido porque conoció tan bien sus intenciones, sus sentimientos y su atractiva personalidad probablemente nunca hubiera llegado a encariñarse tanto con él desde antes de hacerlo renacer.
- Los hay, pero están escondidos en los túmulos funerarios bajo una matriz que solo él puede desbloquear – respondió.
- ¿Qué? – Mei Fen estaba confundida – Pero debes saber cómo hacerlo, ¿no?
- Conozco los pasos, pero solo se activará el desbloqueo por una mezcla entre un sello con su sangre y unas palabras a voluntad de él– Wei WuXian los miraba confundidos, sobre todo a Lan WangJi, que realmente parecía impresionado.
- Vaya... él realmente era muy fuerte para no tener un nu...
- Lo era – respondió Shaymin cortando sus palabras- E ingenioso, ese tipo de sello no lo he visto en ningún otro lugar, por lo que creo que él realmente lo inventó. Estaba desesperado porque nadie tuviera acceso a sus creaciones así que fue muy cuidadoso con los detalles. Sin embargo esa cosa – apuntó al amuleto – no estaba entre los que guardó, por lo que debieron encontrarla en el asedio.
BaoShan SanRen miró la esfera, la lanzó a la mitad del campo y activó sin siquiera un movimiento la matriz. Ésta se encerró entre los pilares de poderes espirituales que la suprimieron hasta hacerla estallar y eliminarla por completo.
- Wooh pensé le tomaría más tiempo – balbuceó el adolescente. Lan WangJi también estaba atónito. Él conocía el poder de las creaciones de Wei WuXian, si bien el sello de tigre estigio era uno de los más poderosos por ser indudablemente indomable, el resto de sus creaciones no se quedaban atrás, de tal modo que sabía ninguno debía ser fácil de eliminar. Si él mismo Patriarca Yiling perdió la cordura por el daño mental luego de haber eliminado la mitad del sello, le era difícil creer que BaoShan SanRen saliera ilesa de destruir aquel otro amuleto con aquella rapidez. ¿Es que cuánto poder espiritual podía tener?
- Shaymin, ¿no hay manera de forzar el desbloqueo? Será peligroso dejar esos amuletos allí.
- Maestra, han estado allí escondidos por todos estos años, no deberían ser un peligro y por lo que vi solo él podría sacarlos, dudo que alguien más sepa de su existencia. De todas formas, la energía resentida dentro de esa cueva es tan alta que pasan desapercibidos.
- De todas maneras, cuando llegue el momento los sacaran, los traerán y los destruiremos. – sentenció haciendo que Mei Fen y Shaymin asintieran sin dudar, pero Wei WuXian estaba dudoso.
- ¿Cómo haríamos eso? ¿No dijeron que solo él puede sacarlos?
- Wei Ying, ve a ordenar tu habitación – ordenó BaoShan – El resto no es de tu incumbencia por ahora.
- Pero... - antes de siquiera poder continuar con su desaprobatoria, fue jalado por Lan WangJi de vuelta a la gran casa– Lan Zhan, ¿es que acaso piensas ayudarme?
- Mn – el adolescente rió fuerte de solo imaginarlo.

Una hora más tarde aún estaban ordenando el desastre de Wei WuXian, este parecía querer tardar en la tarea ya que en cuanto terminaba de doblar su ropa limpia, lanzaba más y más ropa desordenada sobre esta, luego debía volver a ordenar todo otra vez. Lan WangJi ordenó y limpió con un paño húmedo sus repisas, y se tomó su tiempo para organizar sus libros y apuntes dentro de baúles que tenían más basura que otras cosas. Cuando abrió un baúl color negro, Wei WuXian saltó de inmediato sobre él.
- ¡No, no, no! Ese no Lan Zhan. Ey, no me mires desaprobatoriamente, no escondo pornografía ni nada allí pero son cosas personales... - Lan WangJI levantó las cejas dudosamente pero no insistió, sin embargo cuando Wei WuXian salió de la habitación para ir a lavar su ropa sucia, la curiosidad lo llevó a revisar el baúl con inminente cuidado y silencio para evitar ser descubierto.
En el baúl había un cuaderno de dibujos al que no le tomó mucha importancia, pero cuando lo hojeó se le congeló el corazón. El primer dibujo estaba realizado con tinta de manera cuidadosa, algunas cosas hubieran sido difíciles de interpretar para quien no conocía el escenario, pero no para él, no tenía dudas de que ese dibujo era la visual de la biblioteca de GusuLan que Wei WuXian tenía desde el escritorio donde se sentaba en sus castigos. Otro dibujo era de la cinta de la frente del Clan Lan. Otro de un quemador de incienso similar al que Lan WangJi mantenía en la biblioteca, tenía escrito junto a él "sándalo". Habían más dibujos de paisajes desconocidos para el segundo maestro Lan, el retrato de una mujer similar a Jiang YanLi y al fallecido líder de secta Jiang FengMian, unos lagos con lotos flotando en él y un diseño que él conocía tan bien: el sello de tigre estigio.
Suspiró, Wei WuXian recordaba más de lo que le gustaba, pero saberse parte de sus recuerdos le emocionaba. Siempre había pensado que había significado una amistad más para Wei WuXian entre muchas otras, no se creyó importante sabiendo la facilidad con la que este se rodeaba de gente y se convertía casi inmediatamente en el compañero favorito por su desordenado e infantil carisma. Revisó el baúl, encontró otra flauta de bambú que había sido pintada con colorante negro, por supuesto que no parecía demasiado a chenqing pero se notaba que era un intento de serlo. Llevaba una bola de lana roja colgando de sí. Cuando Wei WuXian entró vió que  Lan WangJi sostenía la flauta en su mano y sus mejillas se tornaron de color rosa.
- ¡Eeeey! – gritó mientras alcanzaba la flauta y la escondía en su espalda – ¡No mires eso! Ash, Lan Zhan, he logrado que Shaymin no vea ese baúl y lo haces tú – hizo un puchero con sus labios que a Lan WangJi le repercutió con rubor en sus orejas. Al bajar la vista notó un libro por debajo de todo, tenía el nombre escondido tras la misma pintura que había usado para la flauta. Lo tomó, y antes de que Wei WuXian pudiera quitárselo, leyó algunas palabras de las primeras hojas.
- Cultivo demoníaco – dijo serio.
- Dámelo... - pidió un poco avergonzado pero Lan WangJi lo soltó dejándolo caer en el baúl, parecía molesto– Oye... sé más cuidadoso con mis cosas.
- ¿Para qué lo tienes? ¿Piensas usarlo? ¿De dónde lo tomaste? – el tono en su voz era diferente a lo que había usado con Wei WuXian hasta el momento. El adolescente se impresionó al escucharlo pero la única manera que pudo responder fue enfadándose.
- Lo tomé de la biblioteca, lo tengo porque quiero y si pienso o no usarlo es mi problema. ¿Por qué te enfadas tanto? – Lan WangJi cerró los ojos intentando controlarse pero aún molesto cuando los abrió optó por alejarse.
- Limpia tu propio desastre– le dijo antes de salir, pero alcanzó a escuchar el susurro de Wei WuXian.
- Por eso dije que no miraras ese baúl, sabía que no te gustaría- se detuvo por un segundo pero luego suspiró y continuó caminando. Si su memoria no le fallaba, el libro que habían dejado en su habitación era exactamente el mismo y ahora podría leerlo.

Lan WangJi tuvo muchos años para pensar en las razones de Wei WuXian, mucho tiempo para justificar e intentar entender, para usar hasta la última gota de empatía en él y sacarse de sí todo el rechazo a lo prohibido con lo que siempre creció. En ese momento no estaba enfadado porque Wei WuXian hubiera usado aquellas técnicas con anterioridad, incluso estaba seguro que no le importaría en lo más mínimo si lo veía volver a utilizarlas, eso... conociendo al antiguo Wei WuXian: él que aprendió a depender de su flauta más que de su espada, al que le temían y al que él parecía intentar que le temieran cada vez más. Sin embargo, éste era un adolescente que utilizaba el cultivo, su espada, su inteligencia al igual que el quinceañero y juguetón Wei WuXian, no tenía motivos para crear un arma tan peligrosa como el sello de tigre estigio otra vez, no existían motivos para arriesgarse a utilizar otro camino cuando no habían enemigos... simplemente no habían razones ni justificaciones esta vez. Aprender por aprender, era algo que podía entender con la personalidad de Wei WuXian, pero no podía concebir la idea de que quisiera construir el mismo difícil camino para él otra vez... no cuando la opción más brillante estaba tan abierta a él.
- Solo es curiosidad – susurró la suave voz de un niño desde la ventana. Lan WangJi realmente no lo percibió pero su estado siempre alerta fue lo único que impidió que no diera un brinco.
- Espiar es irrespetuoso – regañó. El niño lo miró confundido y con grandes ojos de sorpresa. Luego comenzó a reír.
- Está bien, está bien, si tu energía no se hubiera vuelto rápidamente incómoda no hubiera sentido que algo ocurría y no hubiera venido. No te espié sin razones. No me regañe, HanGuanJun– dijo en tono enternecedor, pero Lan WangJi continuó observándolo impasible– Viste el libro de cultivo demoníaco en la habitación de Wei Ying, ¿no?
- Él dijo que tú no habías visto ese baúl– Shaymin rodó los ojos.
- Claro que él piensa eso, pero ¿por qué crees que coloque un libro exactamente igual en la habitación que duermes? Sabía que podías encontrarte con ese libro. Hay pocas cosas que se me escapan Lan WangJi – el niño le dio una gran sonrisa – Cuando Wei Ying estuvo seguro de que tú eras el hombre con quien soñaba, quemó todos sus dibujos sobre ti, que eran la mayoría. Tenía vergüenza de que yo los robara y te los mostrara– Lan WangJi estaba sorprendido – Eres importante para él, no le hagas creer que estás enfadado. Él, a diferencia del Wei Ying que conociste, no tiene la cara tan gruesa... aún.
- ¿Recuerda cómo crear el sello? – preguntó con cierto tono sombrío.
- No, a penas y recuerda cómo era, ni siquiera sabe para qué lo usaba. Pero ese libro que tienes en la mano lo ha memorizado y fue escrito por él mismo, claro que él no lo sabe.
- ¿Qué? ¿Es uno de los libros rescatados de los túmulos funerarios? –
- La secta LanlingJin los guardaba como reliquias, me robe un par– el niño levantó sus hombros – Fue por una buena razón, es mejor apagar los incendios cuando aún son pequeños. Él solo tiene curiosidad y recuerda lo que dijo la maestra; Wei Ying recordará de todas maneras, lo recordará todo. Que sepa un poco antes no afecta.
Por primera vez desde que había llegado al lugar, Lan WangJi permaneció en su habitación. Durante toda la tarde leyó los libros dejados por Shaymin, eran alrededor de seis, algunos eran sobre cultivo demoníaco y otros sobre melodías curativas. A lo largo de un par de horas se dedicó a memorizar las melodías y practicarlas en el guqín guardado en su bolsa de qiankun, pero lo que le tomó más tiempo fue analizar el libro escrito por la propia letra de Wei WuXian. Notó que el que tenía en sus manos era el original, él conocía muy bien la letra desordenada del Patriarca Yiling y era innegable que los garabatos que estaban junto a algunas palabras, así como los dibujos a los costados eran de su puño y letra. Probablemente Shaymin evitó que el quinceañero notara que la letra original tenía tantas similitudes con la propia e hizo una copia para el adolescente curioso. Ensimismado, rozó con la yema del dedo las palabras desordenadas escritas con tinta barata preguntándose cómo Wei WuXian había podido canalizar de manera tan inteligente el uso de la energía resentida sin haberse detenido un momento a pensar si estaba mal, si debía parar... porque si había algo de lo que Lan WangJi estaba seguro, es que el temido Patriarca Yiling jamás se detuvo a dudar. Él quería creer que lo conocía lo suficiente como para pretender que la razón era tan simple como proteger a toda costa a quienes lo necesitaban en ese minuto, pero no podía estar seguro. Con tranquilidad bajó la punta de su dedo rozando la textura de la hoja, cuando un dibujo de un par de conejos entró en su visión. Si bien se sorprendió ante la posibilidad de que fueran los conejos que él mismo le había regalado, su emoción solo se dejó surgir cuando vio las letras que rozaban la cola del animal dibujado: eran sumamente pequeñas para haber sido escritas con un pincel ancho, sin embargo eran inconfundibles... decía claramente su nombre "Lan Zhan". El segundo maestro Lan pestañó sintiendo la panorámica nublada. ¿Wei Ying pensaba en él cuando estaba en los túmulos funerarios? Una sonrisa tímida jugó con las comisuras de sus labios pero la detuvo para respirar profundamente, su corazón latía con fuerza y pensó que ya era suficiente. Cerró los libros y los guardó, luego salió de la habitación, estaba anocheciendo y casi no había ruido en los pasillos por lo que recorrió silenciosamente el lugar.
El único grupo de jóvenes que divisó fuera de sus habitaciones eran quienes aún tenían clase, pudo reconocer a varios compañeros de Wei WuXian entre ellos, sin embargo este último no estaba. Fue hasta las habitaciones ignorando las miradas sorprendidas de los demás adolescentes que parecían estudiar en la sala, y cuando golpeó la puerta de la habitación de a quien buscaba, uno de los jóvenes le habló.
- Segundo Maestro Lan, Wei WuXian nunca está aquí por estas horas, se esconde en la parte alta de la montaña porque si el maestro lo encuentra lo lleva amarrado a sus clases– el tono en su voz era de rechazo a lo que decía. Lan WangJi suspiró y asintió la cabeza en su dirección, agradeciendo de forma silenciosa su intervención.
Subió la montaña a paso firme notando como el aire zen se desvanecía a medida que iba más alto. Rodeó lo que parecía ser la entrada a un bosque y fue directo hasta las rocas, con lo que conocía el alma de Wei WuXian, podía asegurar que prefería estar en lugares en donde la vista le permitiera sentirse pequeño, insignificante y libre.
Lo encontró allí, en la roca más alta.