sábado, 16 de mayo de 2020

Intrínseco - Capítulo 29: Brecha, Parte 1

Shaymin acostumbraba a saltar entre los árboles, pero al llevar compañía debía caminar como cualquier mortal y estaba más que aburrido por ese hecho.

- Jie Ming eres demasiado callado... ¿Por qué no jugamos durante el camino? – el otro notoriamente cabizbajo negó en silencio – Aiiish, cambia esa cara.

- Shaymin – le habló como si no lo hubiese escuchado en absoluto - ¿Pudiste ver algo en el alma de XingChen? – el niño le sacó la lengua e hizo una mueca. Por dos largos minutos no respondió, pero luego de ver el anhelo en los ojos de Jie Ming, cedió con un suspiro.

- No escuche nada, casi nada en realidad. Maestra tampoco pudo escuchar demasiado.

- ¿Por qué? – el paso de Jie Ming se detuvo pero Shaymin no dejó de caminar.

- A-Ming, mis piernas son cortitas, si no caminamos mientras hablamos no llegaremos antes de fin de mes. ¿Puedes moverte, por favor? – el otro lo siguió aún a la espera de sus palabras – Bien... Las almas que están profundamente fragmentadas tienen emociones intensas que bloquean su aura y apagan su luz – comenzó a explicar.

- Razón por la que no pueden unirse a sí mismas ni tampoco encontrar su camino.

- Exacto. El método que yo utilizo para comunicarme con ellas es a través de la manipulación del aura, por lo que si un alma retiene una emoción tan intensa que la hace absorberse a sí misma, yo no puedo manipularla al no ser que esta coopere. Sin embargo cuando es una emoción negativa como el resentimiento o un nivel de culpa demasiado alto, suelen negarse a hacer cualquier movimiento y con el tiempo solo se desvanecen.

- Eso quiere decir que... - Jie Ming se congeló y bajó la mirada. Susurró – ¿Por qué tipo de cosas tuvo que pasar XingChen cuando salió de la montaña?

- Sé un par de cosas, pero si no caminas no te diré nada – nuevamente Jie Ming lo alcanzó a paso de trote – Al parecer XingChen no quería que nos enteráramos de mucho, sin embargo su alma cedió para pedirme ayuda por alguien en particular. Él no sabe si ella estará viva o no pero su petición es que busquemos a cierta chica.

- Pero... ¿Por qué él escondería algo de ti o de la maestra? XingChen no es así... no haría algo de lo que tuviese que avergonzarse.

- No... de manera voluntaria al menos – Shaymin volteó a mirar a Jie Ming. Él y Xiao XingChen crecieron juntos, siempre cuidando el uno del otro, se conocían lo suficiente como para adivinar con facilidad el lugar de la montaña en que debía encontrarse el otro a cierta hora del día. Ambos tenían una personalidad tranquila, pero una vez que el menor se fue de la secta, el mayor nunca pareció recuperar esa tranquilidad. Shaymin sabía lo sobreprotector que podía ser Jie Ming, por lo que pensó que le haría un obsequio a su conciencia si omitía gran parte de lo que sabía.

- Hum, creo que se involucró donde no debía.

- Oh entiendo... ¿Debo entender que fue engañado?

- Algo así – Jie Ming suspiró y se tocó el pecho con su mano.

- Qué alivio, pensé que había asesinado a inocentes o algo así...

- No... ¿Cómo crees? – Shaymin movió su mano y se rió, para sus adentros se dio palmaditas en la espalda. En cuanto a actuación creyó que podría comparase con el mismísimo Jin GuangYao.

- ¿Entonces cómo luce la chica?

- No lo sé. XingChen estaba ciego, ¿recuerdas? Aunque podría reconocer su voz no estoy seguro de si continúa viva, y si es que está muerta, supongo que ella nos encontrará.

- La buscarás entre las almas entonces – Shaymin asintió – Sobre XingChen, ¿cuántos recuerdos pudiste ver?

- ¡Escuchar!

- Escuchar... - se corrigió.

- Pude oír la conversación previa a su muerte, nada más.

- ... ¿Y en ella hablaban detalles sobre quién lo engañó?

- No precisamente, solo pude sentir ciertos afectos mezclados en el recuerdo, pero por mera casualidad mi camino se cruzó con esa persona el día de ayer, así que tengo una idea de lo que ocurrió.



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A las afueras de ciudad Yi, Shaymin le pidió a Jie Ming que esperara. Se había hecho considerablemente tarde, la noche prometía cubrir con oscuridad la ciudad en tan solo unos minutos, y Shaymin temía que aquello, más la considerable neblina que se acumulaba por las calles vacías, le dificultara proteger a Jie Ming si así fuera necesario. No es como que Jie Ming no pudiese defenderse, pero el niño sabía bien que Xue Yang tenía en su poder un objeto poderoso.

Mientras se adentraba en la ciudad pensó en que lamentaba haberle mentido a Jie Ming, pero se consoló así mismo diciéndose que en realidad era una mentira a medias. Después de todo él no se enteró de mucho a través del alma de Xiao XingChen, sino que por medio del alma de Song Lan. Ahora necesitaba los detalles y luego tomaría una decisión.

El niño se movió sigilosamente por los tejados. Para cualquier cultivador normal o incluso uno de alto nivel hubiera sido difícil caminar en medio de la densa niebla, ¡el mismo Shaymin no podía mirar sus propias manos! Agradeció haber entrenado desde temprana edad sus otros instintos, de modo que se dejó guiar por ellos por completo y fue precisamente esa la razón por la que debió detenerse antes de dar otro par de saltos, la energía resentida del lugar le causó fuertes nauseas. Sus sentidos, más activos que nunca, le indicaron la dirección desde donde provenía.

"Esa cosa tiene más energía resentida que los mismos túmulos funerarios...", pensó mientras escondía su esmeralda en sus ropas para evitar que esta tuviese contacto directo con la energía. Observó cadáveres a los rededores de una casa notablemente llenaba de ataúdes en su jardín. La niebla era considerablemente menor en aquel lugar.

"Ah, qué bonito hogar", descendió y rodeó la casa. Podía escuchar a una persona moverse en su interior, buscó una ventana pero temió que los muros ahuecados no ocultaran su pequeña silueta por lo que optó por observar desde el tejado. La paja suelta alrededor tampoco era firme pero Shaymin se las ingenió para acomodarse sobre ella. Hizo un pequeño agujero con sus manos y cuando vio a Xue Yang dentro, se llevó una gran sorpresa.

"¿Qué...?"

Xue Yang estaba cenando. Comía de su plato frente a otra persona. Esta otra persona no comía solo tenía la cena en frente de sí, no se movía, no respiraba... no estaba viva.

"Jodido loco..."

El cuerpo de Xiao XingChen estaba sentado en una silla atado para que no cayera, su estado de descomposición ya había comenzado incluso en su cuerpo de cultivador y aún así, lo más extraño no era eso, sino lo que estaba servido en su platillo.

- ¿Qué pasa? – preguntó Xue Yang - ¿No te gusta tu comida? – la cabeza de Song Lan se encontraba servida en el platillo mirando directamente al rostro vendado de Xiao XingChen.
Con una sonrisa continuó cenando como si el aroma putrefacto no le molestara en lo más mínimo. Shaymin pensó esperar pacientemente su siguiente movimiento, pero Xue Yang continuó hablando con el cadáver de Xiao XingChen como si este pudiese responderle. De pronto observó con mala cara como las pupilas dilatadas observaban directamente al otro.

- ¡Deja de mirarlo! ¡Es mío! ¡Y esos ojos que tienes también son míos! – tomó el cuchillo que tenía junto al platillo e intentó sacar los ojos del cadáver. Shaymin puso los ojos en blanco. Incapaz de soportar más de aquella situación se dejó caer dentro de la casa.

Xue Yang sintió de inmediato una presencia y lanzó el cuchillo que tenía en su mano izquierda. Shaymin lo esquivó sin esfuerzo y aterrizó sobre un ataúd en tanto Xue Yang ya había desenvainado a Shuangua y dirigía su ataque hacía él sin siquiera haberse detenido a mirarlo dos veces. Ya había notado que no conocía al intruso, por lo que no lo dejaría salir vivo de ahí. La espada apuntaba directamente hacia el corazón del niño que no se defendió, Shaymin estaba impresionado por las habilidades de Xue Yang con una espada que no era suya, por lo que su impresión lo dejó un tanto pasmado.

Xue Yang sonreía mientras la espada estaba por rasgar la carne, sin embargo a solo un centímetro de distancia se detuvo. Intentó moverla pero la espada de Xiao XingChen permaneció paralizada, incluso parecía sostenerse firmemente sin la necesidad de que alguien la sujetara.

- ¿Qué mierda?

- ¿Realmente atacas un niño sin pensarlo un segundo, eh? Si quieres matarme tendrás que hacerlo con otra cosa – el otro frunció el ceño, soltó la espada solo para asegurarse de que realmente estaba congelada, y confirmando que así era decidió ser obediente y desenvainar a Jiangzai. Nuevamente apuntó a Shaymin tomando un poco de distancia antes de propinar su ataque.

- ¿Quién eres? – preguntó amenazante. El tono casi enloquecedor en su voz le dijo a Shaymin que no quedaba mucha cordura en él.

- Un duende del bosque – le dijo con seriedad. Por supuesto que Xue Yang no le creyó, bufó, y sin querer perder el tiempo con un niño con ropas raras lo atacó, pero la espada de Xiao XingChen que siquiera había sido tocada por Shaymin lo defendió – Oh... será mejor que no me toques. Como verás, Shuangua no te aprecia mucho.

Aquella situación era verdaderamente extraña inclusive para un cultivador con experiencia. Que una espada pudiese hacer uso de su fuerza espiritual solo se escuchaba en leyendas de cultivadores y lo usual es que fuera para defender a su propio dueño.

- ¿Por qué te reconoce? – Xue Yang pareció comprender lo que sucedía, nuevamente Shaymin estaba impresionado. ¿Es que cuánto puede aprender una persona sobre cultivo sin ningún tipo de guía? - ¿Qué eres de XingChen?

- ¿Son así de familiares? – preguntó el niño sentándose se cuclillas. Xue Yang estaba impacientándose, en tanto el niño observó los colores en su aura – Qué caos – sin entender a que se refería el otro volvió a atacar y nuevamente Shuangua lo detuvo, sonreía a pesar de eso parecía que no quería entretenerse con un niño extraño mientras su comida se enfriaba– Desde que perdiste el alma de XingChen no estás de buen humor, ¿verdad? Verás, yo forjé esa espada y su núcleo espiritual, me reconoce como su creador.

Las espadas forjadas en la montaña de BaoShan contenían un núcleo espiritual cuidadosamente cultivado y purificado con la esmeralda de Shaymin, de modo que cuando Shuangua sintió la presencia de la piedra frente a ella de inmediato la reconoció como parte de sí misma y se defendió utilizando la energía acumulada en su núcleo. Xue Yang no comprendía del todo aquello, no era de conocimiento común pero ya que parecía que no podría atacar a Shaymin sin tener una batalla con una espada de técnicas elevadas, sacó de sus ropas el sello de tigre estigio. 

Shaymin negó con su cabeza descartando poder tener una conversación pacifica o forzosa con Xue Yang, por lo que mientras el otro se distrajo para invocar cadáveres, el niño se movió lo suficientemente rápido como para posarse en su espalda y antes de que Xue Yang pudiese girarse, Shaymin le había propinado un golpe preciso en el cuello, noqueándolo en el acto y haciendo que el cuerpo inconsciente cayera al suelo. Luego se escuchó el sonido del amuleto rodeando por el piso de madera.

Suspiró del alivio. 

- No he perdido mi toque. - soltó, aunque su tono estaba un tanto alterado. Por poco no logró liberarse del ataque de aquel feo amuleto.

Aprovecho el momento para limpiar la escena guardando los restos de los cadáveres conocidos. Luego se dirigió a Xue Yang y se sentó junto a él, cerró los ojos y meditó un momento. Cuando estuvo lo suficientemente calmado posicionó dos dedos sobre su sien izquierda para utilizar "Convenio". Esta técnica creada por Shaymin consistía en alinear los chakras de un cuerpo vivo de modo que formara un equilibrio entre su estado mental y su espíritu, permitiéndole así el libre acceso a su alma y a sus recuerdos.


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El fuego chispeaba en la pequeña sala. A-Qing acababa de dormirse, de modo que Xue Yang habló en susurros.

- No vayas de cacería esta noche, hace demasiado frío y de todas formas no hemos escuchado nada tan peligroso como para que tengas prisa en atenderlo – Xiao Xingchen, quien acumulaba un poco más de paja alrededor de la dormida A-Qing, pareció pensarlo un poco pero finalmente asintió – Bien.

Xue Yang acumuló la suficiente paja en el suelo para dos personas, luego fue por la colcha que estaba en su habitación.

- Vamos a dormir entonces. Ven, siéntate al lado mío.

- ¿No dormirás en tu cama? – preguntó extrañado el mayor.

- No, la habitación debe estar fría, de todas formas será mejor si compartimos la colcha, ¿no? Ah, ¿te molesta si dormimos juntos? – Xue Yang miró con atención la cara de Xiao XingChen, su sonrisa habitual vaciló pero su rostro no parecía molesto sino más bien avergonzado.

- ¿Tú no estarás incómodo en el suelo? –Xiao XingChen se acercó a fuego y Xue Yang tomó su mano para guiarlo hasta donde había acomodado la paja.

- Aquí... - le indicó – He dormido en lugares peores, ya te conté que al igual que la pequeña ciega no tenía hogar – sus palabras hicieron que Xiao XingChen le diera una sonrisa sincera.

- ¿Eso quiere decir que ahora lo tienes? – se atrevió a preguntar con un tono encantado.

- ¿Qué?

- Dijiste que no "tenías" un hogar, eso quiere decir que ahora lo tienes- Xue Yang lo miró atónito unos segundos no pudiendo creerse las palabras que acababa de decir.

- ¿Y qué te hace creer que me refería a este lugar? – preguntó con un tono ofensivo de modo que la sonrisa de XIao XingChen desapareció. 

- Oh, interpreté mal, me disculpo – dicho esto se volteó para dormirse de cara al fuego. 

Xue Yang a sus espaldas respiraba con un poco de dificultad, una sensación caótica que solo experimentaba en sus peores enfados estaba nublando un poco su mente. Respiró profundamente y como la sensación no declinaba decidió salir afuera. Con rapidez se levantó.

- ¿Qué sucede?

- No es nada, solo iré un segundo a tomar aire – le dijo antes de cerrar la puerta con rapidez para evitar que el frío entrara en el lugar.

Shaymin comprendió por qué el alma lo guío de primera a este recuerdo. Era uno de los primeros momentos en que el alma de Xue Yang comenzó a asimilar las luces que habían surgido en ella, un tanto desencajada a lo que estaba acostumbrada, pero ya no podían ser ignoradas.

Usualmente Shaymin podía escuchar los pensamientos de las almas utilizando "Convenio", sin embargo la mente de Xue Yang era sumamente diferente a todas las que había ingresado alguna vez. No había monólogo interno, y al pensar parecía visualizar ideas de manera gráfica sin la necesidad de un flujo de consciencia. Shaymin comprendió porque tenía facilidad para ignorar sus emociones al momento de tomar decisiones, estas parecían estar en la última línea de prioridades, pero estaban.

- Cálmate... - se dijo así mismo – No puedes bajar la guardia por un dulce.

El chico caminó en medio de la niebla unos momentos. Aunque esta era espesa no era lo suficientemente aterrador como Shaymin la había visto al entrar a la ciudad. Xue Yang dio la vuelta por varias calles cojeando muy levemente con una pierna, un par de personas que lo vieron a través de las ventanas las cerraron inmediatamente.

Cuando creyó que ya había vuelto a ser él, volvió a la casa de ataúdes.

- Estas aquí – le dijo Xiao XingChen en cuanto lo escuchó, tenía un cuenco con té en sus manos y se la ofreció – Para que entres en calor.

- ... - no tomó el cuenco ni tampoco habló.

- ¿Sucede algo?

- No – al notar que su tono suave sonaba muy similar a la voz que Xiao XingChen había conocido de él en el pasado, carraspeó para volver a ocultarla – No es nada, gracias por el té.
- No tienes que agradecer – Xiao XingChen asintió en su dirección y luego volvió a recostarse. Colocó un brazo bajo su cabeza y se quedó en silencio, por lo que Xue Yang creyó que se quedaría dormido pronto. Se acomodó al otro lado del fuego y lo miró.

El rostro de Xiao XingChen era bastante atractivo inclusive con una venda tapando la mitad de este. Miró sus labios preguntándose si él y Song Lan alguna vez...

- ¿Me estás mirando? – dijo de repente, haciendo saltar a Xue Yang.

- ¿Qué?

- Sí me estás mirando... sentí que estaba siendo observado.

- No, estaba observando el tejado, tus sentidos mienten– Xiao XingChen apretó los labios de modo que pareció avergonzado, se volteó e intentó conciliar el sueño.



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- Detesto a los cultivadores que se creen tan sublimes y honorables – se quejó.

- Ya lo dijiste todo el camino y durante toda la tarde – le respondió A-Qing - ¿Puedes dejar de quejarte?

- Solo ignóralos – aconsejó en un tono más amable Xiao XingChen.

- ¡No puedo! ¿Es que por qué nos miraron como si fuésemos menos? Debí haberlo perseguido y...

- No... - le susurró en un tono complicado el mayor.

- ¿Y a ti que te importa? – A-Qing puso sus ojos en blanco al escucharlo seguir con el tema, se marchó a la habitación que Xue Yang le había cedido por la mañana.

- Me importa.

- ¿Por qué?

- Porque cuando mantienes ese tipo de sentimientos actúas acorde a ellos y lastimas a los demás y a ti mismo.

- Bueno si no quieres que los lastime descuida, puedo marcharme.

- No fue lo que quise decir... - Xiao XIngChen suspiró intentando calmar el ambiente – Me importas, solo no quiero que digas o hagas algo de lo que te puedas arrepentir...

- ...

- Conocí a una persona que hablaba de la misma manera... - susurró en un tono más leve. Xue Yang se congeló, sintió que un balde de agua fría apaciguando con violencia su enfado.

- ¿Ah sí?

- Sí... ésta persona no parece notar cuánto daño hace a los demás, es joven e impulsivo, se aferra al odio y podría asegurar que la razón es... porque no tiene nada más a lo que aferrarse. Por favor, tú no guardes esos sentimientos en tu corazón, tienes otras opciones a las que aferrarte. Me has dicho que no tienes familia pero ya te has quedado con nosotros un tiempo, si quisieras... puedes ser parte de esto. No es una familia convencional pero nos protegeremos entre nosotros si es necesario.

Xue Yang apretaba fuertemente sus manos incapaz de decir ni una sola palabra, y no es que se sintiera ofendido por haberlo escuchado referirse a él tristemente, más bien se sentía desnudo y agradeció que Xiao XingChen no lo pudiese ver en ese estado.  Su mente sabía que Xiao XIngChen no mentía, pero también decía que él era demasiado bueno como para que no fuese de su importancia un simple mendigo al que le salvó la vida. Sin embargo era primera vez que Xue Yang escuchaba que su persona era importante para alguien más.

- ¿Ya te incomodé no es verdad? Lo lamento – nuevamente no respondió. Xiao XingChen pareció esperar una contestación por un tiempo considerable, pero luego se sintió somnoliento, bostezó  y se recostó. Xue Yang por su lado miraba el fuego atentamente como cada vez que se quedaba sin palabras, se preguntó cómo era posible que un delincuente y asesino como él pudiese experimentar esas emociones después de tantos años de soledad y odio. ¿Era tan triste como Xiao XingChen se refería de él? Sentía que incluso peor.

La respiración acompasada de Xiao XingChen le indicó que ya se había dormido, solo entonces se atrevió a acercarse lo suficiente como para recostarse a su lado sobre la paja. Miró su espalda, los fuertes muslos parecían suavizarse a través de la ropa verde pastel, notó que a Xiao XingChen le gustaba utilizar ropas de colores suaves tal y como era su personalidad, tan diferente a la suya.

Cerró los ojos para dormir y por sobre todo para detener sus pensamientos. Él no podía dejarse añorar algo de Xiao XingChen, ni siquiera merecía su amistad, tan solo un par de semanas atrás lo había llevado a matar un pueblo completo.

No merecía nada de él y al mismo tiempo quería recibir más. Se acurrucó más cerca de la aquella espalda y se durmió.




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Al mes siguiente A-Qing enfermó y no aceptó comidas durante todo el día. Xiao XingChen tampoco iría de cacería nocturna esa noche, no es como si fuese importante que fuera, de todas maneras hace más de un mes que no aparecían cadáveres feroces en los alrededores.

- ¿Esto parece un oso? – preguntó Xiao XIngChen. Xue Yang miró la figura en sus manos desde la fogata donde intentaba calentar sus manos.

- Lo parece, pero no entiendo porque te esmeras en cortar las verduras con forma de animales si de todas maneras A-Qing no las puede ver – Xiao XingChen levantó el rostro sorprendido - ¿Qué? ¿No me digas que no pensaste en que no las podía ver?

- No es eso... es que nunca les dices A-Qing, solo me sorprendió.

- Ah – Xiao XingChen sonrió, ya había notado que a Xue Yang parecía molestarle que reconociera alguna de sus actitudes, pero no podía evitar agradecer cuando lo consideraba necesario.

- Gracias por ceder tu cama a A-Qing.

- No es nada – Xue Yang lanzó otro tronco a la fogata y luego se sentó junto a él, bastante cerca– Dame esto – tomó las verduras y le arrebató el cuchillo – Te tardas tanto en cada animal que a este paso cenaremos mañana.

- ¿Lo harás por mí?

- Solo por lástima – soltó en defensa de su orgullo, pero luego vio el rostro pasmado de Xiao XingChen y se dio cuenta de sus palabras– No quise...

- No, está bien – sonrió amablemente y se puso de pie – Prepararé el caldo mientras preparas los vegetales entonces – le dijo alejándose hasta la cocina. Xue Yang se maldijo por lo bajo.

Aquello noche la fiebre de A-Qing bajó considerablemente, bebió toda la sopa y se regocijó sabiendo que su cena tenía vegetales con forma de animales, aunque ella no tenía idea que estos habían sido preparados por Xue Yang. Se durmió poco después de las diez de la noche.
- No entiendo porque la pequeña ciega siempre pide que le relates historias si se pasa todo el tiempo quejándose de lo malas que son.

- Tus historias son mejores, cuando elijes no contar las tristes... Oh, por cierto- Xiao XingChen metió su mano en su bolsillo y sacó dos caramelos de él, buscó la mano de Xue Yang y los guardó entre sus dedos – Dos porque ayer no pude comprarlos.

- Mm... - murmuró pensativo, cuando Xiao XingChen iba a retirar su mano de la suya, fue atrapado por los dedos de Xue Yang.

- ...

- ...

- ¿Qué sucede? – susurró el mayor.

- Ah, nada, solo miraba tus manos.

- ¿Mis manos?

- Sí.

- ¿Qué tienen?

- Son unas manos muy... - por primera vez en muchos años Xue Yang se sintió nervioso – Manisticas – Xiao XingChen ahogó una carcajada.

- ¿Qué? – preguntó riendo.

- Nada, nada, solo estaba siendo tonto.

Ambos se quedaron callados unos momentos mientras estaban el uno frente al otro. Xue Yang aún sostenía su mano y lo miraba, como si quisiera decirle palabras que jamás había dicho.

- ¿Realmente no te sucede nada? – preguntó esta vez preocupado el mayor.

- Oh solo pensé que querías quedarte más cerca del calor.

- ¿Eso pensaste? – el tono de Xiao XingChen sonó inocente y ahí es cuando Xue Yang se preguntaba cómo era posible que existiese alguien tan ingenuo.

- Como sea... hoy compré una colcha gruesa en el mercado, podemos ponerla en el suelo para dormir. Es mucho mejor que la paja.

- Está bien... - Xiao XingChen sintió al menor moverse por el lugar, en tanto él comenzó a hacer espacio para que ambos se recostaran - ¿No te molesta dormir conmigo todas las noches? Yo sé que debe ser incómodo.

- No lo es – Xue Yang estiró la colcha en el piso – Creo que es más incómodo para ti aguantarme pegado a tu espalda, siempre que despierto estoy usando casi todo el espacio.

- Está bien... quita un poco el frío que lo hagas- susurró en un tono más bajo. Xue Yang vio un poco de rubor en sus mejillas. Bufó.

- Te avergüenzas muy fácilmente– molestó mientras terminaba de preparar la cama - ¡Ya está! Recuéstate.

Durante el silencio de la noche solo la fogata iluminaba el lugar.

La cama estaba en medio de la habitación rodeada por un par de ataúdes desarmados que servían como pequeños muros que frenaban la fría brisa.

Xue Yang miraba la espalda de Xiao XingChen como todas las noches desde hace un mes atrás, sin embargo notaba que aún estaba despierto. Aun así se acurrucó pegado a su espalda fingiendo dormir.

Durante toda su vida nunca sintió la calidez de la cercanía, y que precisamente esta fuera de Xiao XingChen le despertaba emociones que desconocía, pero le agradaban. Le hacían olvidar quién era en realidad.

Mientras aún fingía estar dormido sintió que el otro se volteó y a tientas pareció buscar algo hasta que localizó su cabello y lo acarició gentilmente. En ese instante Xue Yang quiso llorar, abrió los ojos evitando hacer más movimientos que ese, sus ojos se humedecieron un poco pero logró calmarlos pestañeando un par de veces. Cuando sintió que la mano de Xiao XingChen se alejaba, la tomó son la suya haciendo que el mayor diera un salto.

- Pensé que dormías – susurró. Xue Yang no respondió, se llevó sus dedos a la boca y les dio un beso suave. Los labios de Xiao XingChen se abrieron un poco y su respiración se hizo un tanto más pesada, lo suficiente como para que Xue Yang tuviera la valentía de inclinarse y topar sus labios con los del mayor, quien se congeló.

Los segundos parecieron transcurrir lentamente mientras ambos rostros estaban conectados por el roce de sus labios. En algún punto Xiao XingChen también estiró sus labios en dirección a Xue Yang, pero antes de que el beso cambiara su dirección, se alejó.

Xue Yang sintió que la cara le picaba por el calor en sus mejillas aunque no estaba seguro del por qué, tampoco le prestó mayor atención. Antes de que el menor pudiese decir algo, los largos dedos de Xiao XingChen se dirigieron al rostro de Xue Yang.

- ¿Qué haces?

- Dibujar tu rostro en mi mente– susurró. Xue Yang se tensó y tragó saliva nervioso, intentó convencerse de que no había manera en que Xiao XingChen lo reconociera – Tu nariz es pequeña.

- Tu mano es grande– Xiao XingChen rió y se acercó a él, está vez fue él quien dio un beso suave en los labios de Xue Yang. Los latidos en el corazón de éste resonaron fuerte de manera vergonzosa, víctima de las sensaciones quiso profundizar el beso, pero una vez más Xiao XingChen se alejó - ¿Por qué?

- Es solo que... no aún.

- ¿Por qué? – la pregunta sonó más agresiva de lo que quería, por lo que intentó arreglarlo con otro beso en los dedos de Xiao XingChen- ¿Yo no te gusto?

El mayor se sorprendió por la pregunta y tomó una bocanada de aire, sus mejillas se pintaron de un fuerte color rojo. Xue Yang miró sus labios entreabrirse y solo fue hacia ellos, haciendo girar el cuerpo de Xiao XingChen por debajo del suyo. Esta vez mordió su labio al separarse en el beso, luego besó sus mejillas enrojecidas. El mayor suspiró.

- Tuve... - susurró a modo de explicación - A alguien en mi corazón – Xue Yang se quedó quieto pero no se alejó, permaneció escondido bajo el cuello de Xiao XingChen. Un enfado incómodo comenzó a crecer en su pecho por lo que cerró los ojos– Esa persona ya no existe en mi vida, pero aun así... su recuerdo es un tanto fuerte... tal vez sea así porque yo me he aferrado a él en mi soledad - pareció divagar – Pero te pido que me esperes... intentaré dejar ir esos recuerdos.

- ¿Quién es? – por supuesto que él suponía de quién se trataba, pero víctima de los celos más fuertes que había sentido en su vida no pensó con claridad antes de hablar - ¿La persona que antes iba de cacería contigo? ¿La persona que te dejó por todos estos años? ¿Cómo puedes aún apreciar el recuerdo de alguien que te abandonó? ¿Acaso esa persona sabe que eres ciego? ¿Cómo pudo... hacerlo entonces?

- Claro que debe saberlo...

- ¡Entonces no debió dejarte solo!

- Puedo cuidarme aunque sea ciego, siempre lo he hecho – por su tono pareció querer brindarle consuelo a un niño.

- No, no es así, sé que quieres creer que es así, pero no lo es. Además a ti ni siquiera te gusta estar solo. Y yo estoy aquí, no él.

- Lo sé – respondió en seguida.

- Entonces olvídalo– Xiao XingChen pareció divertido mientras acariciaba el cabello de Xue Yang.

- Celoso... de todas maneras, esa persona separó sus caminos de los míos desde hace mucho. Debería poder... lo intentaré – pareció prometer. Xue Yang se recostó en su pecho disfrutando de las caricias mientras aún se sentía enfadado, pero tenía a Xiao XingChen más cerca de él de lo que pensó podría tener alguna vez. En el fondo de su ira y sus celos, estaba feliz.


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Las semanas transcurrieron con cierta paz en la ciudad Yi. Xue Yang asustaba a los vecinos así que estos lo evitaban todo lo que podían, tanto que Xiao XingChen creía que la gente era especialmente supersticiosa o asustadiza en aquel lugar.

A-Qing no había notado el cambio en ellos y es que ciertamente Xiao XingChen era lo suficientemente ingenuo como para entender las dobles referencias en las palabras de Xue Yang y también lo suficientemente vergonzoso como para responder a sus afectos en público, pero por las noches hablaban y a veces se besaban un poco. Xue Yang ya no quería lastimarlo, quería tenerlo siempre junto a él, mantener su cariño a como dé lugar. Los convenció de quedarse en aquella ciudad y mintió a medias diciendo que ganaba dinero haciendo mandados para un cultivador de bajo nivel de la secta LanlingJin, así nunca les faltó dinero.

Un día como cualquier otro decidió hacer las compras por voluntad propia, compró un pan dulce del que le había hablado a Xiao XingChen y volvió a casa a paso rápido. De alguna manera estar lejos del mayor le ponía un tanto ansioso, más bien le hacía sentir incómodo de modo que podía suceder algo mientras él no estuviese. Siempre había sentido aquella sensación cuando se alejaba por largos ratos, sin embargo nunca había tenido lógica hasta precisamente ese día. Cuando al cruzar la puerta escuchó una voz que odiaba desde el fondo de sus entrañas.

- Xue Yang – lo llamó Song Lan a su espalda.

Son Lang, la persona por quien Xiao XingChen se quitó los ojos, la persona que aún conservaba la mayoría de sus afectos y todos los atributos en su personalidad eran irremediablemente repudiables para Xue Yang.

Se volteó, sabiendo que no lo dejaría ir y es que todo nunca tuvo tanta claridad como en ese momento. Xue Yang comprendió que no tenía salida; o lo mataba o no podría seguir con sus mentiras, no podría seguir protegiendo a Xiao XingChen de sus mentiras y de sí mismo, entonces no tuvo que dudarlo y miró a Son Lang con todo el odio que había acumulado por él en todo ese tiempo. La persona que le quitó los afectos que él quería estaba en frente de él y ahora tenía el poder de hacerla desaparecer para siempre de la vida de Xiao XingChen.




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Shaymin cortó la conexión con el inconsciente de Xue Yang.

- Ahora entiendo – dijo en voz alta – Realmente creíste que podrías seguirle mintiendo a XingChen luego de asesinar a Son Lang... pero no contabas con que la niña aparentemente ciega había visto todo y cuando XingChen se enteró te despreció, y tú no pudiste con eso. Aaahh – suspiró – este tonto de XingChen realmente te apreciaba, tanto que incluso nos ocultó sus recuerdos sobre ti porque sabía que te buscaríamos si nos enterábamos de todo – se puso de pie y limpió en polvo de su ropa – Está bien. Creo que estás sufriendo lo suficiente... y supongo que nos volveremos a ver. 

Shaymin tronó los dedos cerca del oído de Xue Yang y se marchó. 

A la entrada de la ciudad Yi un fantasma con un bastón lo esperaba. El niño le sonrió y estiró su mano hacía ella, está la tomó y su fantasma se resumió a una brillante luz que descansó en la palma de su mano. Shaymin acercó su rostro a ella para sentir su calidez, pero antes de que pudiese prestarle más atención sus oídos sensibles le avisaron que Xue Yang había despertado y probablemente se movía por el lugar chocando con un par de cosas. Se apresuró y en cuánto salió de la ciudad,  pasó corriendo junto a Jie Ming.

- ¡Correeeee! ¡Correeeee! – le gritó con toda la intención de asustarlo, este de inmediato comenzó a seguirlo.

- ¿Qué sucedió? – preguntó alarmado mientras corría a toda la velocidad que podía.

- ¡Luego de explicó, sube a tu espada o este loco nos alcanzará! – respondió cuando notó que Jie Ming no lograba alcanzarlo sin bastante esfuerzo. Ambos subieron a sus espadas y se marcharon con rapidez. 

Sobre el bosque Shaymin volteó, sabía que Xue Yang lo seguiría para recuperar lo único que le quedaba de Xiao XingChen, por lo que no se volteó hasta que logró divisarlo.

"Sé que nos volveremos a ver", repitió en su mente con cierta incomodidad.

- Shaymin... ¿Qué fue lo que averiguaste?

- Ah... - de pronto el niño comenzó a reír – ¡Digamos que XingChen no perdió el tiempo!