En la
ciudad de Piedra BaoShan. -
El tambor
resonó dando inicio a la jornada de graduación. Durante tres días se
ejecutarían distintas pruebas, donde cada discípulo debía demostrar sus habilidades
tanto físicas como intelectuales. Era de las pocas veces en que se podía ver a
Wei WuXian pegar sus ojos en libros.
La primera
prueba escrita era probablemente una de las más importantes considerando la
rama principal de la secta; la curativa y medicinal. Wei WuXian suspiró, por
más que quisiera evitar una despedida definitiva de sus cercanos, deseaba que
esos días asfixiantes de exámenes terminaran pronto. Cerró el libro que tenía y
se decidió a dar un paseo por el bosque intentando desconectar su mente de la
ansiedad, en el fondo él sabía que aprobaría sus exámenes, pero aunque nunca le
había importado demasiado la competencia y ser el mejor de su clase ya que
sentía que había un par de discípulos que realmente merecían ese título más que
él, Wei WuXian quería impresionar a Lan WangJi con sus resultados al final de
la semana, por ello no soltó los libros hasta estar seguro de que sería capaz
de recordar cada uno de los temas.
Cuando
caminaba por el bosque arrastró los pies sintiéndose agotado. No tenía ganas de
dormir a causa de la ansiedad, pero tampoco estaba descansando debidamente por
continuar sus lecturas durante la noche. Estaba dramáticamente quejándose de lo
difícil que era su vida cuando visualizó a BaoShan SanRen a la lejanía. Ella
estaba de pie junto al precipicio de la montaña, demasiado cerca de hecho. El
adolescente pensó en ir hasta allá y saludarla pero luego recordó el incidente
en que su maestra le incitó a abandonar la montaña y su pecho dolió, prefirió
mantener distancia y continuar mirándola desde donde estaba.
La mujer
permanecía apacible mirando el fondo del precipicio, y los largos y finos
cabellos que usualmente caían bajó sus rodillas esta vez revoloteaban a causa
del viento. Wei WuXian podía ver su expresión desde donde estaba y aunque al
comienzo no pareció decirle nada, recordó que las expresiones de BaoShan eran
muy sutiles, similares a las de Lan WangJi. Concentrándose en esa comparación
notó que sus puños estaban fuertemente cerrados, su mirada parecía casi molesta
y triste al mismo tiempo, sus labios estaban presionados en una fina línea, y
fue solo entonces que el adolescente visualizó una suave luz blanca sobre el
precipicio que se dirigía torpemente hacia la figura alta de BaoShan SanRen.
"¿Un
alma? ¿De quién es? Se ve... agonizante."
La mujer
estiró su mano para llamarla hacía así. El alma se detuvo en frente de ella
antes de moverse aún más lento, donde casi de manera dubitativa y tímida se
posó sobre su mano, y fue entonces que su luz se apagó y Wei WuXian pudo apreciar
que el conjunto de elementos intangibles dentro de ella estaban quebrantadas en
al menos seis o siete partes, le faltaba una pequeña pieza de sí por debajo de
la esfera opaca. Estaba por desaparecer, tal vez Shaymin no podría salvarla
incluso si quisiera.
- ¿Quién
será? - murmuró para sí mismo. De pronto una fuerte palmada sacudió su espalda.
- ¿Qué
haces aquí? Tu examen es en media hora - la voz de Mei Fen lo impresionó.
- Tú...
¿Has vuelto a dirigirme la palabra? - Desde que el adolescente anunció a su
maestra que marcharía, Mei Fen lo había evitado. Wei WuXian no quiso
presionarla acercándose, lo que fue algo difícil para él quien jugaba o nadaba
todos los días con ella. Él sabía que si extrañaría a alguien fuera de la
montaña, esa sería a Mei Fen, ya que ella a diferencia de Shaymin no solía
salir de allí y era su compañía más frecuente.
- ¿Qué? ¿Me
extrañabas acaso? - ella le sacó la lengua y se giró para realizar un desprecio
exagerado, entonces visualizó también a BaoShan SanRen - ¿Un alma?
- Eso parece.
Está fragmentada y le falta un trozo, por lo imperceptible de su color diría
que no tiene mucho tiempo para desaparecer... - Mei Fen tragó saliva de manera
sonora- ¿Quién será? ¿Lo sabes? -ella lo miró con un claro: "¿y tú,
no?" en los ojos, pero Wei WuXian no lo notó, estaba mirando la figura
alta de largos cabellos.
- Vamos,
démosle privacidad a la maestra.
- Pero...
- Vamos -
lo jaló con fuerza - Tú tienes que ir hasta tu salón, el examen comenzará.
.
.
- ¿De dónde
vienes? - preguntó Mei Fen en cuanto vio al pequeño cruzar el portal. El niño
bostezó.
- Gusu.
- ¿Por qué
te ves tan cansado? - ella le ofreció una manzana que tenía guardada. Shaymin
le dio una mascada en cuanto la tomó , y juntos caminaron hasta adentrarse en
la montaña.
- Hice que
XiChen tuviera un sueño y me tomó más energía espiritual de la que creí...
-
Shaymin... - su tonalidad era claramente un regaño pero sonaba afectivo - Es
peligroso que vayas por ahí con poca energía espiritual. ¿Qué pasaría si te
atacan?
- ¿Quién me
atacaría? - se defendió - No serían capaz de encontrarme, si yo no me hubiera
mostrado, nunca me hubieran visto - levantó sus hombros restándole importancia.
- ¿Qué
quieres decir? ¿Quién te vio?
- Lan Qiren
- farfulló. Por acto reflejo alcanzó a esquivar un puñetazo veloz de parte de
Mei Fen, quien parecía tener peor humor del habitual.
- ¿Cómo te
atreves? ¿Por qué lo estás molestando a él? ¿Qué no tienes suficiente con
espiar a los hermanos Lan todo el tiempo? - Shaymin la estudió con el ceño
fruncido.
- Acabo de
llegar, estoy cansadito y ¿Aún así me maltratas? ¿Por qué te importa ese viejo
malhumorado? - ella lo fulminó con la mirada - No me mientas. ¿Qué relación
tienes con él? - insistió mientras masticaba la manzana con la boca abierta.
- No tengo
ni una relación con él, sabes que llevó al menos cuatro décadas sin alejarme
demasiado de los alrededores.
- Cuatro
décadas es suficiente como para haber conocido a ese viejo en sus veinte - ella
suspiró - Ya suéltalo- ella lo miró sin querer hablar, pero Shaymin le dio un
pequeño empujón con su puño insistiendo. Mei Fen suspiró.
- Nos
conocimos por mera casualidad mientras yo cruzaba la bahía Chihli y él y su
hermano estaban siendo atacados por un yao acuático. Los salvé, los acompañé
hasta Gusu porque ambos estaban heridos, y me quedé un par de días allá
descansando. Eso fue todo- Shaymin levantó una ceja en completo desacuerdo con
su "todo".
- No eres
el tipo de persona que la agradaría a ese viejo terco.
- Estoy
completamente de acuerdo con eso, definitivamente me lo hizo sentir bastante al
comienzo. Pero una vez que me despedí luego de varios días, él pareció en paz
conmigo, o tal vez solo era con la idea de que me marchara.- carcajeó - Sin
embargo me dejó la impresión de que es alguien que por gratitud sería capaz de
ceder en algunos aspectos, y eso demostró cuando aceptó a CangSe en GusuLan,
¿no?
- ¿Estás
seguro de que no se enamoró de ti? - Mei Fen lo miró seria como si estuviera
cansada de escuchar tonterías, sin embargo Shaymin podía leer sus energías un
tanto ansiosas. Solo rió y optó por dejar el tema, ya tendría tiempo para
volver a sacarlo a colación. Tiempo era lo que más tenía.
.
.
Al segundo
día la brisa del viento tenía una fuerza particular, pero eso no ahuyentó a Wei
WuXian al momento de lanzar su flecha y cruzar con solo una de ellas los tres
obstáculos que estaban en frente del blanco. Una vez bajó su arco, con una
sonrisa en el rostro recibió adulaciones y aplausos. Seguía siendo quien más
destacaba en los exámenes físicos y tan solo le faltaba una prueba.
Los
discípulos se formaron un tanto nerviosos por su turno. Él los animo un poco
antes de ir a pararse al otro extremo del campo de entrenamiento donde observó
algunos luchar contra Mei Fen recibiendo una calificación por sus capacidades
de defensa, Wei WuXian había sido eximido de aquel examen ya que Shaymin le
aseguró a BaoShan que de no ser el caso, la prueba debería extenderse por un
par de días más. Todos sabían que Mei Fen entrenaba horas y horas con él
adolescente sin poder acertar un solo golpe. Los discípulos ya habían luchado
entre sí eligiendo sus competidores al azar para la prueba de ataque y destreza
con la espada, habían realizado dos exámenes tediosos por escrito y solo falta
la lucha sin armas que se realizaba el tercer día, donde serían anunciados tres
discípulos destacados de la generación. Wei WuXian esperaba que BaoShan SanRen
lo considerara para ello aunque se marchara de la montaña, aunque la razón era
simplemente querer impresionar a Lan WangJi.
.
Por la
tarde Wei WuXian se sentó en una gran roca ya conocida para él. El aire zen se
hacía menor en una zona tan apartada y alta de la montaña, aún así el
quinceañero inhaló profundamente con cierta gratitud el aire limpio. Tenía la
fuerte creencia de que el aire en el exterior no era tan reconfortante.
A lo lejos
podía oír el sonido de las aguas del río y de los ancianos que vivían al otro
extremo, los discípulos mayores que habían pertenecido a muchas generaciones
atrás y también tuvieron como maestra a BaoShan SanRen. Estos se mantenían en
una zona alejada a la de entrenamiento, tenían su propio templo para meditar y
usualmente eran libres de dedicar su tiempo a diferentes intereses y elegir qué
rama de la cultivación practicar. Wei WuXian conocía toda la montaña, cada
pequeña parte de ella había sido explorada y apreciada por él. Sabía el sonido
que pertenecía a cada puerta, como era el caminar de cada discípulo, le era
fácil adivinar quién cocinaba cada día, y en las lecciones bastaba con que el
profesor hiciera una pregunta para que supiera quién sería el que contestaría.
Que nunca ocurriera nada nuevo a veces lo aburría, se pasaba las tardes
inventando nuevos juegos y maneras de molestar a sus compañeros. Se divertía
cuando Mei Fen se quedaba sin ideas para darle castigos con los que aprendiera
éxitosamente una lección, le gustaba encontrar a Shaymin de improvisto y darle
un susto, hacer estupideces para lograr que la frialdad en los ojos de BaoShan
SanRen se transformara en una cálida mirada. En esos momentos se resumía lo que
era su vida en la montaña durante el día: una línea permanente de armonía,
buenas relaciones y sana diversión. Pero estaba el contraste de la noche. Sus
pesadillas de su vida pasada, el tormento que causó, el dolor que sintió, la
cordura que perdió y la muerte que pareció aceptar demasiado complacido para su
actual gusto. Ese contraste no lo dejaba en paz y ni siquiera él podía entender
del todo el por qué estaba prefiriendo tan ciegamente él dedicar su vida a lo
oscuro de ese contraste, en vez de elegir la paz que vivía en la montaña y que
durante toda su vida era lo único que había conocido.
Recostó la
espalda en la roca y suspiró mirando las nubes, comenzando a pensar en túnicas
blancas, ojos dorados y aroma a sándalo. Se dijo así mismo que esa debía ser la
respuesta, la monotonía de su vida se vio interrumpida por la intensidad de lo
que le causó la presencia de Lan WangJi una vez se puso de pie frente a él.
Haberlo visto, haber sentido su compañía había causado emociones que
desconocía, como si hubiese reconocido un lugar al que aún pertenecía, un lugar
en el que Wei WuXian por fin pudiera encajar.
"...
eso espero", pensó.
- Wei Ying
- la voz que lo llamaba era inconfundible para él, de un salto se puso de pie
para saludar respetuosamente.
- Maestra -
él miró a ambos lados notando que la alta mujer estaba sola, extraño.
Usualmente Shaymin estaba con ella y lo más extraño aún es que estuviera en una
zona apartada de su residencia, exclusivamente donde no solía ir nadie más que
Wei WuXian - Maestra, ¿qué hace aquí?
Ella se
acercó y se sentó en la misma roca donde había estado el adolescente. La gracia
de sus movimientos le recordó un poco a Lan WangJi aunque en un grado menor,
incluso le hizo gracia concordar con que él parecía ser tan anticuado como su
maestra, pero él no tenía excusa, no había vivido tantos años para serlo.
- ¿Por qué
no estás aprovechando tu tiempo con tus compañeros?- y ahí estaba la mirada que
Wei WuXian siempre buscaba en la mujer, los ojos cálidos y maternales que lo
reconfortaban, o así hubiera sido si no hubiera estado seguro de que BaoShan
SanRen lo quería fuera de la montaña, pero él no podía estar enojado por eso,
le era absolutamente comprensible que fuera una molestia.
- Ya me
despedí de ellos, ahora... me despedía de la montaña- BaoShan permaneció
observándolo. Wei WuXian se sentó un poco tímido a su lado.
- Wei Ying,
no te preguntaré si estás seguro de tu decisión, pero quiero que sepas que
puedes volver si así lo deseas- el adolescente inclinó la cabeza a un costado
sin entender del todo - Si afuera encuentras peligros, odio o rechazo que
resulte ser demasiado, si tan solo te arrepientes... podrás volver.
- ¿Está
segura de lo que está diciendo? - la mujer levantó su mano y revolvió los
cabellos rebeldes del adolescente. Una sutil sonrisa jugueteaba en la comisura
de sus labios antes de que diera un suspiro y le dedicara su intensa pero
cálida mirada.
- Yo no
deseo que te marches pero entiendo, tal vez hasta más que tú mismo, que ese sí
es tu deseo- el adolescente la miraba con los labios entreabiertos incapaz de
procesar.
¿BaoShan le
había revuelto el cabello o lo soñó?
- Lan
WangJi es un hombre fuerte - continuó hablando - Pero me temo que no podrá
protegerte de todo lo que se avecina. Si ese es el caso, puedes volver aquí -
ella sacó una cajita de entre sus ropas y se la entregó. Wei WuXian la recibió
dudoso - Ábrelo.
Al hacerlo
vio un listón rojo con diseños finos y blancos en los costados.
- ¿Otra
cinta para el cabello?
- Así es,
la que tienes está bastante gastada pero entiendo si quieres conservarla, de
todas maneras preferiría que tuvieras una de repuesto - el adolescente acarició
la tela y sonrió - También hay otra cosa que deseo lleves contigo - la mujer
abrió una bolsa de qiankun y sacó de ella una espada completamente desconocida para
Wei WuXian. La funda era negra, tenía el diseño de un dragón espiritual verde y
cristalino rodeando la parte alta de la funda, y en el extremo inferior estaba
tallada sutilmente una cabeza de león. La empuñadura era oscura con líneas
cristalinas. El diseño le era conocido al adolescente, pero cuando BaoShan
SanRen desenvainó la espada y leyó su nombre, estuvo seguro de que nunca la
había visto.
- Suanni...
- susurró leyendo el nombre en la espada. Al tocarla podía sentir un fuerte
poder espiritual en ella. Cuando estaba comenzando a pensar que debía
pertenecer a un cultivador poderoso, su maestra interrumpió sus pensamientos.
- ¿El
diseño te parece conocido, no? - él asintió - Es porque mi espada tiene el
mismo diseño en otros colores - la revelación solo confundió a Wei WuXian. ¿Por
qué le daría esa espada a él entonces? - Tu madre llegó aquí acompañada de ocho
amigos, eran todos niños huérfanos que se encontraron en las calles y cuidaban
mutuamente de sí mismos. Cuando crecieron aquí, se convirtieron en una
generación poderosa. CangSe tuvo la idea de que sus espadas estuvieran unidas
por un lazo familiar, por lo que eligió diseños y nombres de los nueve hijos
dragones.
- Oh, ella
tomó la idea del dragón en su espada - ella asintió - Entonces esta espada...
¿Era de mamá?
- Así es.
Era
atrevido utilizar el diseño de un dragón en una espada femenina, Wei WuXian lo
sabía porque era una de las críticas a la espada de BaoShan SanRen que había
leído en libros pertenecientes a otras sectas, ya que el dragón simbolizaba el
yan masculino en todo su esplendor. Rió al pensar que su madre sabiéndolo salió
de la montaña y lució el diseño de su espada con orgullo y hasta un poco de
soberbia, con la sonrisa que todos le decían siempre mantenía en sus labios.
- Llévala
contigo, te pertenece.
- Gracias
maestra... - ella asintió, se puso de pie y comenzó a caminar sin voltear a
decirle nada más, entonces Wei WuXian comenzó a sentir la asfixiante sensación
de que se ahogaba con emociones contenidas. Tal vez esta sería la última vez
que podría hablar con ella - ¡Maestra!
- ¿Sí? -
ella no volteó. Él vaciló antes de hablar.
- Lamento
mucho haberle causado tantos problemas durante mi estancia en la montaña. Sé
que recibía quejas de mí todos los días. Lamento haber sido una molestia yo...
yo agradezco todo lo que ha hecho por mí. Gracias por todo maestra y ¡lo siento
tanto...! - el nudo fuerte en su garganta le impidió continuar. Intentó
respirar profundamente para hablar pero solo se le escapó un sollozo. Aún
después de haber escuchado las palabras de su maestra, no podía creer del todo
que no prefiriera que él se marchara y eso le dolía, porque siempre quiso
ganarse el reconocimiento y el cariño de BaoShan SanRen. Además estaba la culpa
que lo ahogaba, el sentimiento de marchar y dejar todo atrás como un mal
agradecido y un traidor.
- Niño
tonto - le susurró en un tono suave sin voltear hacia él - Haz llorado mucho en
estas semanas, si te vas a ir, vete con la frente en alto, sin
arrepentimientos. Y si quieres volver, aquí estaremos. Yo estaré aquí si me
necesitas.
Ella
continuó caminando sin haberlo mirado una sola vez si quiera. Wei WuXian se
limpió las lágrimas y trató de respirar profundamente digiriendo sus palabras
mientras veía la silueta alta de su maestra desaparecer entre los árboles. Por
un segundo bastante pequeño creyó que había escuchado la voz de BaoShan SanRen
temblar, aunque en su estado ya dudaba de lo que había oído.
"¿Cómo
podría no llorar si me estoy despidiendo de la única familia que he
conocido?"
.
.
.
Le estaba
costando trabajo dormir, la ansiedad lo llevaba a preguntarse una y otra vez si
estaba haciendo lo correcto. Durante semanas se había mantenido ocupado
estudiando a tal punto que no había tenido tiempo para cuestionar ni
preocuparse por nada, pero los exámenes acabaron y con ello sus pendientes, no
tenía nada que hacer. Había empacando desde temprano, no es como si realmente
pretendiera llevar demasiado con él, su equipaje consistía de dos atuendos de
ropa, su flauta, la espada de su madre, un cuaderno de dibujos y su cinta de
repuesto.
Se removió
en la cama por vigésima vez y se decidió a estirar las piernas y tomar un poco
de aire fresco para callar un poco las preocupaciones en su cabeza.
Cuando
salió, dejó que sus pies descalzos lo guiaran en el bosque oscuro. Chocó con un
par de árboles pero eso solo sirvió para que se riera de sí mismo y se
levantara un poco más el ánimo.
"No
pienses demasiado, no pienses demasiado", se repetía
mientras caminaba en la oscuridad, hasta que se detuvo abruptamente al escuchar
un sonido de lamento. Un sollozo pequeño y solitario. Dudó que se tratara de un
fantasma pero sabía que nadie más que él saldría de madrugada a caminar. Cerró
los ojos para concentrarse en escuchar de dónde provenía el ruido, pero la
presencia se hizo presente en sus sentidos espirituales antes que los físicos.
- ¿Shaymin?
¿Estás aquí? - el sollozo se detuvo o pareció querer contenerse. De pronto una
vela se encendió a un par de metros de él, por su costado derecho. Shaymin
estaba sentado junto un árbol y sostenía una luz levemente azulada entre sus
manos. Wei WuXian caminó hasta él - ¿Un alma? - preguntó preocupado al ver los
ojos rojos en el niño que asintió - ¿Quién.... Quién ha muerto? ¿Uno de los
ancianos? - esta vez el niño negó.
- No es
nadie de la secta.
- Ah - el
adolescente suspiró aliviado - ¿Entonces? ¿De quién es?
- XianQian,
la anciana de la familia Going.
- Ah, ¿la
que tenía como cien años? - Shaymin volvió a asentir al tiempo en que arrugaba
el rostro en una fea mueca y volvía a llorar.
Wei WuXian
lo miró complicado, nunca sabía qué hacer cuando otros lloraban, por lo que se
acercó y se sentó junto a él. Shaymin lloró por quince minutos más mientras
acunaba la suave luz y a ratos le daba caricias con sus dedos. Wei WuXian
acercó su dedo a la luz sin pretender tocarla, sino que sentir su aura.
- Es cálida
- susurró - Yo... solo la vi dos veces, cuando Mei Fen golpeó a su hijo el
gordo, y una vez en que me regaló fresas... pero me pareció una persona cálida.
- No
mientas - le pidió con la voz aún quebrada el niño - Era una vieja mañosa, se
la pasaba quejándose de todo y si la hacías enojar te daba un azote con su
bastón. Eso cuando aún caminaba. Los últimos seis años se la pasó en cama casi
todo el tiempo, entonces si se molestaba lanzaba un zapato o lo que tuviera
cerca. No importaba que tan lejos hubieras corrido o que tanto te movieras,
siempre daba directo a la cabeza- Wei WuXian se rió - Sus últimos años se
llevaron su talento asesino, hasta había ternura en sus ojos cuando la mirabas.
Ya no tenía fuerza para sacudirle la cabeza de un zapatazo a nadie.
- Por como
la defines creo que su vida valió la pena- el comentario del adolescente hizo
carcajear a Shaymin, quien se limpió la cara con la manga de su traje.
- Sé que
tenía que marchar, pero yo jugaba con ella desde que era una niña. La vi
crecer, enamorarse, casarse, formar una gran familia... - suspiró - No quería
que se fuera. Todos mueren... Odio que mueran - el niño formo un puchero en sus
labios y se abrazó las piernas. El alma se elevó y aunque nadie la sujetara se
mantuvo allí, frente la nariz de Shaymin.
- Bueno yo
tampoco estoy precisamente feliz con la idea de que moriré tarde o temprano,
espero que más tarde que temprano, pero... es algo en lo que no vale la pena
pensar, no podemos hacer nada. Es decir, tú sí, eres inmortal, pero...
- Wei Ying,
realmente eres un fiasco consolando a los demás - interrumpió con un tono
divertido.
- Pero
admite que estás feliz de que este aquí - le dijo sin pensar. Se arrepintió
casi de inmediato, porque él no estaría ahí al siguiente día.
- Me alegra
que estés aquí - susurró sincero el niño mientras lo miraba a los ojos, notando
sus energías tornarse incómodas, agregó- También me alegra que vayas con Lan
WangJi mañana. Iré a visitarte a escondidas.
- ¿De
verdad podrás ir? - preguntó el adolescente en un tono casi efusivo, él había
estado seguro de que una vez marchara no podría volver a ver a ninguno de ellos
si es que no volvía arrepentido. Lo que esperaba no fuera el caso.
- Siempre
voy a Gusu, te visitaré - prometió. Sin saber cómo responder, Wei WuXian le dio
un codazo- Ey, cuidado, soy un niño bestia.
- No eres
un niño, eres un anciano atrapado en un cuerpo de seis años.
- Soy .Un.
Niño - se defendió.
- Shaymin,
¿No te has enamorado en tu larga vida? ¿No piensas en manipular tu núcleo para
crecer un poco? - el niño bufó antes de responder. Una brisa fría sacudió los
árboles y los dos se acurrucaron más cerca el uno del otro.
- No, estoy
acostumbrado a mi estatura, ser un gigante sería un problema para mí.
- Pero al
menos crecer solo un poco, lo suficiente como para tener una vida en la que
solo seas joven por siempre.
- Mis
padres eran horriblemente gigantes, si dejara mi cuerpo crecer de forma natural
por solo dos años ya no podría esconderme en los árboles sin hacer ruido
alguno.
- Pero... -
insistió el adolescente - ¿Qué nunca te has enamorado? ¿No has querido
envejecer junto a alguien?
- Mmm... -
Shaymin frunció el ceño mientras pensaba - A veces es difícil ver como los
demás te dejan atrás solo porque te ven más pequeño. ¿Recuerdas que antes todos
tus compañeros de generación jugaban conmigo? Es molesto que al llegar a la
adolescencia ya no quieran jugar. Por lo otro, yo no me puedo enamorar como tú
Wei Ying, no soy un adolescente hormonal. Mi manera de crear lazos y afectos es
distinta. Aún siento asco cuando veo a las parejas babosearse - Wei WuXian rió.
- Eso te
pasa por espiar. Ah... ya quisiera yo babosearme con Lan Zhan - soltó sin
tapujos, el rostro asqueado de Shaymin solo lo hizo reír.
- ¿Aún no
se han besado? - preguntó, aunque por su rostro parecía que no quería saber.
- No, me
temo que él no es tan apasionado como me gustaría - se quejó - Pero está bien,
supongo que es porque nos estamos reconociendo. Llegará el día en que me robe
el aliento acorralándome contra un árbol - Shaymin comenzó a reír con fuerza.
- No tienes
idea de lo que acabas de decir- Wei WuXian se sumó a sus risas sin entender del
todo el por qué de las fuertes carcajadas del menor.
- Quiero
que me bese - se quejó con un puchero antes de recostarse en las hojas del
suelo - O que me diga lo que siente por mí, pero él es demasiado callado.
- Lan
WangJi solo dice lo necesario- asintió también el menor.
- ¿Crees
que sea de actos más que de palabras? Porque se me ocurren varios actos que
podría...
- ¡Aaaah!
¡Cállate! - el pequeño llevó sus manos a sus orejas.
- ¡No he
dicho nada!
- ¡Pero lo
ibas a decir!
Ambos se
callaron cuando escucharon el sonido de las hojas secas ser pisadas. En solo un
par de segundos apareció Mei Fen llevando consigo un par de papas al horno.
- ¿Qué
hacen aquí? - les preguntó mientras se sentaba con ellos y les tendía una papa
horneada a cada uno. Luego encendió fuego con un talismán.
- Wei Ying
estaba hablando cosas pervertidas - acusó Shaymin dándole la primera mordida a
la papa caliente.
- No es
verdad. Aaah, me quemé- el adolescente abrió la boca mientras abanicaba con su
mano hacía su boca. Mei Fen le sonrió- ¿Por qué me miras así?
- Mañana te
vas - le recordó, y el silencio de la revelación se hizo presente. Era cierto,
Wei WuXian se iba de la montaña, no habrían más momentos como esos, no habría
más Mei Fen ni más Shaymin escondido entre los árboles, no habrían más papas
horneadas por la madrugada ni aquel sentimiento de hermandad que lo conectaba con
los dos de alguna manera. Aunque él no fuera inmortal, eran lo más cercano que
había tenido a una familia.
Wei WuXian
suspiró y bajó la mirada sin ser capaz de atreverse a mirarlos.
- Los voy a
extrañar...
- Más te
vale - le respondió amenazantemente Mei Fen.
- Nosotros
también te extrañaremos - respondió Shaymin ignorando a la mujer que acomodó su
cabeza en el regazo de Wei WuXian y se removió hasta caer en su campo de
visión. Le sacó la lengua.
- No bajes
la mirada, solo estás tomando tu camino. Siempre supimos que esto sucedería,
así que no sientas que nos has decepcionado, ¿Está bien? - una lágrima cayó en
la mejilla de Mei Fen desde arriba y esta se levantó de inmediato del regazo
del adolescente - Oye niño, no llores... - antes de que terminara de hablar
escuchó otro sollozo provenir de su costado izquierdo - Shaymin, ¿tú también? -
de repente ella mismo sintió la visión borrosa - Par de estúpidos. Vengan aquí-
casi de manera automática ambos hombres se acercaron a Mei Fen y se abrazaron
entre sí.
Los tres
lloraron por un largo rato mientras se abrazaban, los tres se acariciaron los
cabellos y las manos entre sí, y aunque ninguno dijo ni una sola palabra no fue
algo necesario. Los sentimientos de hermandad entre ellos estaban claros.