domingo, 10 de mayo de 2020

Intrínseco - Capítulo 10: Tacto, Parte 2


Cuando Wei WuXian abrió los ojos se sintió renovado. La pequeña conversación de la noche anterior con Lan WangJi le había dado seguridad sobre una cosa: no estaba solo. No tenía idea sobre los errores que había cometido en su vida pasada, a cuanta gente había herido, cómo lo había hecho y si es que se había arrepentido alguna vez, no lo sabía, y aunque sentía que eran hechos que en parte no estaban conectado con su tranquila vida en la montaña, los afectos que había enlazado en su vida anterior no le eran ajenos. A pesar de que algunos rostros fueran solo caras borrosas en sus sueños, había mucha gente en ellos a la que le tenía sano aprecio y sin conocerlos los extrañaba... pero aquel día despertó curiosamente optimista, como si la confusión tan persistente en su mente se hubiera quedado en silencio por un día.
Corrió fuera de su habitación a las ocho de la mañana, era más temprano de lo que solía despertar pero su emoción era visible en su energía. Desayunó, se bañó y se vistió con el uniforme que su maestra le había indicado solo utilizar en fechas o eventos especiales, y fue hasta la habitación de BaoShan para confirmar su permiso y dar aviso de su salida de la montaña, aunque sabía que si Mei Fen lo había sugerido es porque ya estaba autorizado. Dudó cuando estaba por golpear la puerta, pero finalmente lo hizo mientras se frotaba las manos de manera nerviosa. La puerta se abrió con un sonriente Shaymin detrás de ella.
- Que madrugador – le dijo mientras le indicaba con un gesto con su pequeña mano que podía pasar.
- ¿Tú que haces aquí? – lo miró extrañado. Shaymin era él más cercano a la maestra BaoShan pero nunca pensó que podía estar en su habitación tan cómodamente como lo hacía en las demás.
- Yo siempre desayuno aquí, pero despiertas demasiado tarde para saber que sucede en el día con los demás.
Wei WuXian asintió dándole la razón.
Al entrar a la habitación el aroma del lirio lo golpeó con cierta dulzura. BaoShan siempre recibía arreglos florales como obsequios de sus discípulos más pequeños, se podría decir que todos en la montaña le habían hecho alguna vez algún arreglo floral con gran esfuerzo para obsequiarle a la maestra, y usualmente eran sus flores favoritas, los lirios amarillos. Aunque Wei WuXian intuía que la verdadera razón de su favoritismo no era por la belleza y pureza de sus pétalos, sino por su significado en la alquimia, nadie podía decir que conocía muchos aspectos personales sobre BaoShan SanRen, pero era indudable para todos quienes compartían con ella que su inteligencia y perspicacia en cuanto a conocimientos inexplorados y difíciles a la lógica estaban muy por sobre la media.
Los colgantes en la habitación eran de distintos tipos de diamantes, la mayoría de estos eran trabajados por el propio Shaymin para conjuros de retención de energías poderosas. Existía el rumor entre los discípulos que si alguien rompía alguno de aquellos colgantes podría liberar alguna de las tantas bestias legendarias que había asesinado BaoShan en su vida como cultivadora, pero era probable que estos no hubieran sido utilizados, y que solo fueran objetos que la maestra guardaba como obsequios de su discípulo favorito sin más significado que uno meramente afectivo. La habitación estaba separada en un salón de estudio y uno de descanso más un cuarto extra de baño cubierto por una fina cortina color blanco. Wei WuXian se sentó junto a Shaymin en la mesita del estudio, el desayuno estaba servido pero la maestra no estaba.
- ¿Ya fuiste con Lan WangJi? – preguntó el niño mientras servía el té.
- No... No sé si ya estará despierto– respondió en voz buscando con la mirada a su maestra.
- Lo está, en GusuLan despiertan a las cinco.
- ¿¡A las cinco!? ¡Que crimen! – en cuanto terminó de hablar escuchó el ruido del agua caer - ¿La maestra se está bañando? – el niño asintió mientras le daba un sorbo a su té.
- La maestra también despierta a las cinco Wei Ying – respondió con algo de fastidio – Su práctica acaba de terminar, se da un baño, luego desayuna y le siguen las lecciones. Deberías saber su rutina, eres un muy mal discípulo.
- Aiyaa – se quejó – Soy un discípulo no un sirviente, ¿por qué debería saber todo eso? – el niño estaba por responder con molestia para cuando BaoShan apareció a espaldas de Wei WuXian y levantó una mano en un gesto que pedía silencio. Cuando el quinceañero se volteó siguiendo la mirada de Shaymin se llevó una sorpresa al ver a su maestra con ropas ligeras y el largo cabello húmedo un poco rizado- ¡Maestra BaoShan! – se puso de pie de inmediato disculpándose con ambos brazos delante de sí – Lamento importunarla en la privacidad de su habitación, pero el enano aquí me dejó entrar. No sabía que estaba tomando un baño... - su voz bajó de volumen hasta hacerse inaudible.
- Siéntate – BaoShan tenía una fuerte voz de mando, incluso cuando evitaba sonar de aquella manera, en el tono grave de su voz era difícil deducir las intenciones detrás de sus palabras. En algunas ocasiones Wei WuXian sentía que ella se esforzaba por impedir mostrarse severa aunque los discípulos rara vez lo percibían así.
Wei WuXian había estado en aquella habitación un par de veces cuando era pequeño, en ocasiones soñaba con realizar peinados en el cabello de una joven mujer con una dulce sonrisa, y cuando despertaba corría hasta la habitación de BaoShan SanRen a pedirle que le permitiera peinar su largo cabello. La maestra jamás se negó.
En una ocasión especifica había soñado que cocía ropas y hacía un vestido para la misma joven, cuando despertó fue hasta la habitación de la maestra nuevamente, y mientras ella no estaba tomó varias de sus ropas y los cortó, hasta que luego de horas en una batalla con agujas e hilos, le entregó a su maestra un intento de vestido que tenía varias telas distintas unidas. Cuando el rostro purpura y contenido de Mei Fen le decía que había actuado mal, la maestra BaoShan le pidió que esperara y luego de un par de minutos apareció con el vestido puesto. Le agradeció de modo que Wei WuXian se fue sintiéndose enormemente orgulloso de sí mismo, pero cuando creció, se enteró que la maestra había perdido prácticamente toda su ropa en aquella travesura y hasta aquel día Mei Fen se reía de él por ello. Eran aquellos recuerdos que le hacían notar que BaoShan era estricta, pero también una persona fácil de encantar con simples detalles.
- Maestra, cociné galletas, tendrá que comerse al menos diez para compensar las que Wei Ying no comerá en la merienda ya que tendrá una cita con el segundo maestro Lan.
- ¿Una... cita? ¿Qué babosada estas diciendo? – se defendió, pero BaoShan apretó los labios. No era fácil verla sonreír, pero era obvio que estaba de buen humor.
- Wei Ying, asegúrate de llevar contigo una ficha de esmeralda.
- ¿Una ficha? ¿Dónde la busco? ¿Para qué? – Shaymin rodeó los ojos ante sus preguntas y fue quien contestó.
- Llevas el atuendo formal, ese se utiliza con una ficha de esmeralda que es un distintivo. Si bien afuera no hay mucha gente que conozca el uniforme de nuestra secta sí te podría ayudar si vas al pueblo cercano y te metes en problemas.
- ¿Cómo podría ayudar? – miró a Shaymin con verdadera curiosidad.
- Wei Ying – lo llamó BaoShan – No has estudiado lo suficiente. Llegarás a hacerlo– sentenció. Wei WuXian reprimió un quejido imaginando la gran cantidad de libros que debería leer al regresar.
- Pero... ¿Puedo saber qué hace la piedra? ¿Es como la de Shaymin? - el niño suspiró exasperado. 
- Claro que no, mi esmeralda es especial.
- ¿De qué forma? – muchas veces había querido saberlo pero jamás tuvo respuesta, sabía que en frente de la maestra Shaymin tendría que contestar pero para su sorpresa fue ella quien lo hizo.
- Los diamantes pueden acumular una poderosa cantidad de energía, por lo mismo una sola piedra puede tener diferentes usos. La que llevarás tú es solo para que puedas avisarnos si te enfrentas a un problema que ponga en peligro tu vida, activará las alarmas de las nuestras si es que sientes miedo, o puedes llamarnos tú mismo presionándola junto a la cinta que llevas en tu cabello.
- ¿La cinta? Oh entonces si tiene un uso... - sonó sorprendido – Pero, ¿cuál es el uso de la piedra de Shaymin?
- Ash ¡Debes aprender a no preguntar lo que sabes que la gente no quiere responder! - refunfuñó el niño.
- La esmeralda canaliza la energía – respondió BaoShan – Cuando el poder de cultivo es alto es detectable para otros cultivadores con instintos audaces, también regula y equilibra el poder de nuestros núcleos impidiendo que nos afecte a nosotros mismos– Wei WuXian pareció no estar seguro de lo que había escuchado.
- Se refiere a que... ¿su poder puede dañarla?
- Así es – respondió Shaymin – Si no tuviéramos las esmeraldas y estuviésemos en la obligación de enfrentar a algo que requiera toda nuestra fuerza espiritual, es posible que nuestro propio cuerpo no soporte nuestro poder y corazón al ser un órgano sensible simplemente se detenga por el esfuerzo. Para evitar que el núcleo colapse la actividad sanguínea creamos las esmeraldas, esta canaliza la fuerza espiritual fuera de nosotros pero haciéndola manipulable solo para quien la ejerce.
- ¡Eso suena increíble! ¿Por qué yo no sabía esto?
- Porque no es necesario que lo sepas a menos que seas inmortal. Suerte con eso – le guiñó el ojo a modo de reto. Wei WuXian bufó. Sabía que alcanzar aquello era un sueño dorado demasiado pretencioso incluso para los más idolatrados dentro y fuera de la montaña.
- La esmeralda regula y evita que tengamos puntos débiles – le confesó BaoShan mirándolo directamente a los ojos, dándole el peso en la mirada de una confesión que no se repetiría – Cualquiera que entienda la importancia de ellas en nosotros puede perjudicarnos de sobremanera, es por eso que nunca hemos enseñado el significado de nuestras esmeraldas específicamente, y tampoco tendrías una idea general de ellas si no fuera porque confiamos en ti– Wei WuXian separó los labios y apretó los puños, no sabía qué responder– De todas maneras, él uso de las esmeraldas como método de contacto si es de conocimiento básico y deberías saberlo – regañó. El quinceañero se rascó detrás de la cabeza fingiendo vergüenza y se metió una galleta a la boca para impedir contestar alguna tontería– Tendrás veinticuatro horas para estar fuera de la montaña, no olvides ese detalle.
- Maestra, ¿entonces si me autoriza para ir con Lan Zhan? – su voz sonó tan entusiasta que BaoShan no pudo evitar asentir con menos seriedad de la usual- ¿Puedo saber... por qué yo? Los demás nunca pueden ir tan lejos tampoco... solo Shaymin y Mei Fen. ¿Por qué no ellos?
- Eres tú quien ha sido anfitrión de Lan WangJi desde que este llegó, pero si quieres puedo pedírselo a alguno de ellos.
- ¡No! ¡No! Yo iré, iré y me comportaré – levantó tres dedos mientras prometía aquello. BaoShan se puso de pie y caminó hasta un mueble con grandes cajones, de ellos sacó una bolsa que parecía pesada, y luego dejó caer parte de lo que había en su interior en otra bolsita más pequeña. Finalmente le tendió el monedero a Wei WuXian.
- No abuses de la amabilidad de Lan WangJi, usa tu propio dinero– el quinceañero observó la bolsa con ojos brillantes. Wei WuXian era un amante del sistema de regateo de los comerciantes, jamás había podido presenciarlo pero había leído bastante sobre ello y no tantos años atrás solía jugar a tener su propio negocio de artefactos espirituales y regateaba con sus compañeros con falsas monedas– Puedes comprar un traje de tu gusto, no es necesario que lleves esas ropas fuera de la montaña si estas con Lan WangJi, pero mantén esta esmeralda en un bolsillo de fácil acceso. - le dijo tendiéndole un colgador con una piedra verdosa.
- ¿Puedo gastar todo el dinero maestra? – Shaymin suspiró mientras BaoShan asintió.
- Buen viaje.
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Cuando Wei WuXian caminó hasta la habitación de Lan WangJi se encontró con este fuera de ella, hablando con Mei Fen. Lucía como un ángel bañado en la brillante luz blanca del rocío mañanero, se preguntó para sí mismo como es que se vería él si llevara otros colores en su tan limpio tono de piel. Sus pensamientos lo llevaron a imaginarlo con ropas de un fuerte color rojo como el que utilizaban en las bodas.
- ¿Listo? – le preguntó cuándo se acercó más. Mei Fen lo estudió con la mirada, buscando si le faltaba algo, pero al no encontrar desperfectos no lo regañó y le tendió un papel – Compra un traje en esta dirección, elige el que quieras – el adolescente asintió guardando el papel sin mirarla demasiado. Por su lado Lan WangJi tenía la mirada fija en Wei WuXian.
- Por favor, tráigalo en veinticuatro horas – el hombre de blanco asintió de manera respetuosa hacía ella y en una propuesta silenciosa le indicó a Wei WuXian que comenzaran su camino.
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Mientras bajaban por la montaña en dirección a la salida principal, Wei WuXian daba pequeños saltos con una gran sonrisa despreocupada, a Lan WangJi le recordó el Wei Ying de quince años que rompía las reglas sin arrepentimientos, el que olvidaba el dolor al segundo siguiente de haberse herido, quien se burlaba de Lan WangJi cada vez que podía, él que reía tan fuerte que los ecos de sus carcajadas hacían reír a todos a la distancia sin siquiera saber el porqué... Le recordaba a los buenos años de Wei WuXian. Suspiró mientras lo seguía, y una vez traspasaron un pilar que marcaba el inicio y fin del portal a los pies de la montaña, se vieron así mismos en las escaleras de la ciudad de piedra, las mismas escaleras con doce peldaños y doce casas una sobre cada uno. Lan WangJi recordó que había llegado allí con nada más que esperanzas y anhelos que se habían cumplido. Wei WuXian estaba vivo y con él.
Subieron a sus espadas, y aunque Wei WuXian debía seguirlo en dirección al pueblo, no pudo quedarse tranquilo y voló en círculos alrededor de él como si fuera primera vez que utilizaba su espada para eso. Parecía encantado, se colgó de sus manos y dio un par de vueltas. Si bien a Lan WangJi le impresionó la facilidad y la rapidez con la que volaba, no pudo evitar regañarlo.
- No seas descuidado – su estómago se apretaba cada vez que el quinceañero se colocaba así mismo en una posición peligrosa, habían tomado altura sobre las montañas y si caía tal vez no lograría ser atajado a tiempo.
- Está bien – sacó la lengua en dirección a Lan WangJi y se puso detrás de él – Lan Zhan, ¿cómo tu postura puede estar tan correcta incluso sobre tu espada? Tal vez naciste con la espalda enderezada – dijo antes de reírse– Si yo mantuviera tu postura por más de una hora no podría dormir por el dolor en mi espalda o los calambres.
Lan WangJi suspiró, y aunque no respondió, Wei WuXian estuvo seguro de que su respuesta fue un "te creo" silencioso.
El quinceañero, incapaz de mantenerse callado, cantó un par de canciones infantiles mientras miraba hacia abajo encantado. Si bien conocía un par de montañas ya habían entrado en terreno inexplorado para él. De pronto una melodía familiar salió de sus labios y Lan WangJi perdió el equilibrio levemente de una manera casi imperceptible. Wei WuXian ajeno al impacto en él continuó tarareando aquella melodía mientras agachado veía pequeños puntitos esponjosos que parecían ser ovejas buscando hierba. Lan WangJi lo miró con un rostro imperturbable, sus facciones no podían demostrar nada, pero sus ojos eran otra historia. Tantas veces tocó esa canción en su guqín mientras invocaba almas creyendo que atraería así la de Wei WuXian porque era lo único que compartía con él... la continua ausencia de resultados siempre le hicieron creer hasta casi la confirmación que aquella melodía no había significado nada, y ahora estaba allí, vivo, respondiendo con el solo hecho de estarlo el porqué su alma no podía ser invocada como si estuviera perdida, cantando una canción que dudó recordaría, volando en su espada como no lo hacía desde la vez en que sus sentimientos por él nacían y estaban juntos de paseo por una región demasiada alejada de las sectas que podían significar peligro para él.
Cuando el adolescente levantó la mirada se encontró con los ojos gélidos de Lan WangJi y se sintió nervioso de una extraña manera, le sonrió. Y aunque ambos se miraron sin decir nada un instante, casi como si lo hubieran hecho retiraron sus miradas de sí para concentrarse en su viaje.
Una vez llegaron al pueblo más cercano en Yunnan descendieron, y en cuanto los pies de Wei WuXian tocaron el suelo, este corrió en medio de la gente observando con grandes ojos todo a su alrededor.
- ¡Lan Zhan, mira! – apuntó en dirección a los puestos de los feriantes. En cuanto se acercó a uno con telas las tocó todas sintiendo con concentración su textura en las yemas de sus dedos, la encargada del puesto estaba de los nervios con él tocando todo lo que encontraba. Finalmente le preguntó.
- Joven, ¿va a comprar algo o no?
- Mmm, pues... - analizó todo lo que veía – No tiene nada que me interese.
- ¡Entonces deje de ensuciar las telas con sus manos! – la señora comenzó a alejar de él la gran cantidad de cosas que había apilado y desordenado.
- ¡Ey! ¿Qué no se supone me tiene que convencer? ¿Qué clase de vendedora es usted? No me sorprendería que no tuviera para comer con ese talento de comerciante.
- Wei Ying – lo llamó tras de sí Lan WangJi – No hagas destrozos.
Una vez la feriante vio el rostro del segundo maestro Lan, dejó el enojo palpitante con el que miraba al adolescente y le dedicó una mirada admirada al hombre alto que vestía finas ropas blancas.
- Usted sí es una belleza, vea esta tela, quedaría perfecta en su bonita piel– ofreció la mujer. Lan WangJi la miró sin ser capaz de decir palabra alguna por lo que siguió caminando luego de asentirle respetuosamente a la mujer. Mientras tanto el quinceañero le reclamaba aún cuando se alejaba del puesto de telas.
- ¿Ah? ¿A él si le vende? Lan Zhan, esta mujer hasta te dijo que eres una belleza... Bueno, no es como que no lo fueras de todas formas... – el hombre de blanco volteó a mirarlo sorprendido por su comentario. Wei WuXian levantó los hombros - ¿Qué? No me digas que no lo sabes, estoy seguro de que deben admirarte bastante por eso, las mujeres deben amarte, aunque dudo que puedas mantener una conversación con alguna. Al no ser que sea como yo y hable por ti – en cuanto comenzó a burlarse fue ignorado y tuvo que correr detrás del hombre con postura correcta- ¡Lan Zhan! ¡Espérame! ¿Estás molesto? O... ¿Estás avergonzado? Bueno, bueno, discúlpame por decir la verdad, tal vez yo tenga que enseñarte a hablar con las mujeres – no recibió respuesta - ¿Ah? ¿No quieres? Mejor para mí, así no tengo que compartirte– Lan WangJi hizo un esfuerzo para no mirarlo pensando en que el chico tal cual como solía hacerlo antes solo hablaba sin pensar, pero la verdad era que sus palabras calaban profundo en él, como cada vez que lo oyó divagar en el pasado.
- Piensa antes de hablar – sugirió sonando un poco herido.
- ¿Ah? ¿Dije algo malo? – otra vez no obtuvo respuesta, pero Wei WuXian no quiso insistir. Comenzaba a acostumbrarse a los silencios del otro cuando vio una tienda que vendía antigüedades y chucherías que no podían ser nuevas. Se acercó y observó una caja de herramientas de segunda mano, tenía algunas que le servirían para tallar... tallar madera, como en sus sueños– Buen hombre – le dijo al vendedor - ¿Cuánto por esta caja?
- ¡Que buen gusto tiene amigo! Cuarenta wen por el set completo.
- ¿¡Cuarenta!? Que descaro... - fingió horror, la verdad era que no tenía idea de los precios de referencia, pero había leído que lo mejor para comenzar a regatear era parecer indignado por el precio al comienzo.
- Es un set completo, no encontrará nada a mejor precio.
- Pero no están nuevos, como mucho le daría veinticinco wen por el set, mire lo gastadas que están las piezas hasta se deforman un poco en sus orillas – mintió, el set si estaba en perfectas condiciones, podría haber sido usado solo un par de veces sin haber ejercido demasiada fuerza, pero aunque no hubiera sabido nada al respecto, Wei WuXian sabía que tenía que fingir saber de lo que hablaba– Treinta y es una ganga, ¿eh?
- Jovencito, ya le he bajado bastante el precio a cuarenta y es solo porque necesito el dinero. Ese set perteneció a mi familia y está en buenas condiciones, observa la fineza en sus cuchillas– el adolescente levantó una ceja. El hombre tragó saliva y Wei WuXian recordó las veces en que Shaymin le dijo como se veía la gente mintiendo, algo que pocas veces sucedía en la montaña y que usualmente lo hacía él nada más.
- Que estafa, además ni siquiera perteneció a tu familia, las cuchillas parecen para cortar manteca – le puso mala cara.
- No lo compre entonces.
- ¿Lo quieres? –preguntó una voz profunda a sus espaldas, Wei WuXian se dio vuelta por la sorpresa. Lan WangJi parecía incómodo y un poco avergonzado esperando una respuesta.
- No Lan Zhan, está bien, la maestra me dio dinero – le sonrió, luego se volteó al hombre – Treinta y le compro una jarra de vino.
- Hecho– aceptó enseguida el vendedor. Wei WuXian quiso reír por el brillo en los ojos del hombre.
Intentó regatear un par de veces más paseándose de puesto en puesto, aunque en realidad compró bastantes chucherías que no necesitaba, incluso maquillaje para Mei Fen, la mujer menos femenina que había conocido. Lan WangJi parecía incómodo con la manera en que el adolescente buscaba descuentos y al comienzo, sin entenderlo, le preguntó un par de veces si quería que comprara tal cosa por él, pero este no aceptó. Fue entonces que entendió que realmente le divertía la discusión con el vendedor y lo dejó.
- ¿Dónde vamos ahora? – le preguntó cuándo acabó de guardar sus compras en la bolsa de qiankun- ¿Seguimos comprando? ¿Vamos por comida? ¿A contactar a tu secta?
- Tu traje–
- Ah, cierto – Wei WuXian sacó el papel con la dirección de su bolsillo – Entonces preguntemos cómo llegar allí.
La tienda a la que los guío Mei Fen quedaba a un par de calles de la feria central, por fuera parecía una sastrería común y corriente lo que los hizo mirarse entre ellos antes de entrar, pensaron que se habían confundido pero en cuanto dieron un paso dentro y el anciano que atendía miró los trajes de ambos cultivadores, pareció tener una especie de revelación divina.
- Santos sean mis ancestros, un discípulo de BaoShan SanRen y uno del clan Lan, pasen por favor– volvieron a mirarse entre ellos con un poco de nerviosismo– Pasen, pasen – el hombre caminó por el lado de ellos y cerró la puerta de la tienda a sus espaldas – Por aquí por favor – luego los guío por un pasillo y una escalera subterránea. A medida que avanzaban y se hacía cada vez más oscuro, Wei WuXian se preocupó, pero entonces entraron a una habitación sumamente iluminada con lámparas de colores flúor. El destello de luz los hizo cerrar un poco los ojos antes de notar que estaban en una habitación repleta de trajes de primer nivel pertenecientes a sectas antiguas, las cinco sectas principales, y todos los trajes que habían mantenido desde sus inicios. En el rincón del lugar había una anciana bastante mayor que estaba concentrada bordando conjuros en una tela color crema.
- Woooah.
- Díganme jóvenes maestros, ¿qué es lo que buscan?
- Solo un traje... no un uniforme – Wei WuXian no dejaba de mirar a sus al rededores, notó que muchos trajes que había visto en sus libros estaban allí y le picaron los dedos por tocar las telas, pero temió un regaño de la anciana que cocía.
- Claro que tenemos trajes, tenemos muchos compradores que son cultivadores errantes, por lo que la vieja siempre está haciendo trajes nuevos. Hace solo un par de años vino aquí a comprar el último discípulo de BaoShan SanRen que bajó de la montaña.
- ¿Eh? – el adolescente parecía sorprendido, de inmediato supo de quien hablaba - ¿Xiao XingChen?
Wei WuXian había conocido a Xiao XingChen años atrás, y aunque este pertenecía a las generaciones mayores, había sido muy cercano a Jie Ming, quien era el encargado de cuidar de los discípulos que recogían comida fuera de la montaña, por lo que muchas veces Xiao XingChen fue con ellos. Lo recordaba como una persona gentil y con buenas intenciones, en general era el prototipo de los discípulos, por lo que cuando quiso marchar fue una sorpresa para todos. Lo llamaron ambicioso al igual que a la madre de Wei WuXian, pero él mismo adolescente jamás pensó de esa manera sobre él y siempre le había deseado lo mejor fuera de la montaña. No había vuelto a saber de él entonces, aunque había rumores de que había vuelto a pedirle un favor a la maestra BaoShan rompiendo su promesa de no volver a la montaña. Ella jamás habló al respecto.
- ¿Sabe sobre él? ¿Cómo ha estado?
- Me temo que no sé sobre él actualmente joven maestro. ¿Cómo podría alguien como yo saber sobre él? Solo me enteré de sus hazañas cuando bajó la montaña, pero desde hace un par de años que no hemos escuchado su nombre.
- Oh...
- ¿Qué le parece este traje? – preguntó mostrándole un traje blanco con bordados azules.
- Eh... ¿No tiene uno oscuro? ¿Lo más oscuro posible? ¿Gris o negro?
- Mmm – el hombre lo miró dudoso y observó a su alrededor en busca de lo que acababa de pedir Wei WuXian. De pronto la anciana que mantenía los ojos fijos en su costura habló.
- No hacemos trajes negros desde la existencia del Patriarca Yiling.
- ¿Patriarca Yiling? – Lan WangJi detrás del adolescente se tensó pero pasó desapercibido para todos.
- Oh joven, usted como pertenece a la montaña no debe saber nada sobre la aberración que era el Patriarca Yiling. Era un cultivador que profanaba tumbas, creaba cadáveres feroces, jugaba con demonios, violaba mujeres y era el mismo dios del mal con sus trucos maliciosos. Asesinó a miles de cultivadores, incluso miembros de los clanes más importantes.
- ¿Y qué pasó con él? – preguntó intrigado.
- Lo mataron – respondió el sastre levantando los hombros como quitándole importancia a todo lo que dijo- Pero desde allí ya nadie en el mundo del cultivo quiere llevar ropas negras.
- Bueno... si ya está muerto no debería haber problemas entonces – concluyó. El sastre suspiró.
- Vieja... – llamó a la anciana que estaba en la mesa - ¿Tenemos algún traje negro o gris?
- Lo tenemos – asintió ella y apuntó a una estantería lejana. El hombre fue hasta allá y mientras buscaba, Wei WuXian no pudo evitar preguntar.
- Ese Patriarca Yiling... ¿Fue asesinado por las sectas? ¿Cómo lo dejaron vivir por tanto tiempo como para asesinar a miembros importantes de clanes? – aunque la pregunta iba dirigida a Lan WangJi, fue la anciana quien contestó luego del silencio en este.
- Él era un joven prodigio de una secta importante que desertó luego de comenzar a cultivar de maneras antiéticas. Era muy fuerte y poderoso, si no lo mataron antes fue porque no pudieron. De hecho, nunca pudieron, él mismo perdió el control y se mató así mismo– la anciana lo miró a los ojos por unos segundos antes de continuar – Su alma desapareció luego, así que hasta hoy la gente cree que era tan poderoso que podría volver de entre los muertos.
- Vaya que tuvo que haber sido fuerte para que crean que puede volver de la muerte... ¿Lan Zhan, tú sabías de él?
- Mn – asintió incómodo.
- Oh, ¿lo conociste? - cuando Lan WangJi estaba por responder, él sastre gritó a sus espaldas.
- ¡Lo encontré! ¡Aquí está! – le mostró un traje negro con bordados del mismo color que eran casi imperceptibles, tenía una tela roja como cinturón y una bolsa amoldada a él, al parecer llevaba varios años guardado pero la tela con hechizos expertos se mantenía en buen estado – Oye vieja, te luciste con este, tiene muy buenos conjuros de protección. ¿Para quién lo hiciste? – la mujer respondió sin dudar.
- Jiang FengMian. Iba incluido en sus petitorios, debió ser para un discípulo importante ya que me pidió que tuviera tantos conjuros de protección como los de su hijo. - la anciana pareció haber descubierto algo cuando escuchó sus propias palabras pero al mirar a Lan WangJi se quedó en silencio, recordó que la secta GusuLan no hablaba a las espaldas de otros.
- Ya veo... ¿es de su último pedido, no? – la anciana asintió.
- ¿Y por qué no se lo llevó? – preguntó Wei WuXian. El sastre le contestó.
- Murió antes de que pudiéramos enviar el pedido. Él y toda su secta, solo sobrevivieron sus hijos, y luego de un año su hijo vino por los trajes pero este no se lo llevó. Supongo que el dueño de este traje murió en aquella batalla.
- Ah... mis bendiciones al muerto, pero me lo llevo– contestó con una sonrisa.
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Wei WuXian salió detrás de un probador con el traje negro, el listón rojo, los zapatos a juego y una cola de caballo atada en altura. Cuando Lan WangJi lo vio se quedó tan tenso que el adolescente pensó que no estaba respirando.
- Lan Zhan, ¿te sientes mal? – no respondió- ¿Te gusta cómo me queda? Era un poco más largo que mis medidas así que lo debieron ajustar, pero me queda muy bien, me gusta bastante... ¿Te gusta? – insistió al no obtener respuesta.
- Mn – Lan WangJi respiraba entrecortadamente. Wei WuXian le sonrió sin entender por qué sus ojos se veían tan sorprendidos. Sacó su monedero para pagar por el traje, pero solo una moneda cayó de él.
- ¿Eh? ¿No queda nada más? – intentó mover el monedero para sacar como por obra de magia más dinero pero no cayó nada de la bolsa. El sastre lo miró pestañeando varias veces antes de entender.
- Joven maestro, le faltan cuatro monedas de estas – el sastre parecía ofendido.
- Lo siento, lo siento, es que no me fije cuánto había gastado...- Lan WangJi dejó las monedas sobre el mostrador antes de que el sastre pudiera decir algo más. Wei WuXian suspiró– Entonces... Lo llevaré.