- ¡A-Xian! – llamó nuevamente Jiang YanLi en medio del campo de sangre formado en Ciudad Sin Noche.
- ¡Shijie! – gritó el quinceañero con pánico evidente en la voz, al mismo tiempo en que el Wei WuXian que estaba sobre el gran tejado enfrentándose con Lan WangJi detenía sus movimientos para voltearse y buscar a Jiang YanLi entre los combatientes del campo de batalla, los cadáveres levantándose y los miembros desmembrados en el suelo.
"¿Qué es esto?" se preguntó el quinceañero mientras se miraba así mismo sobre un tejado con una mirada feroz, tenebrosa e histérica. Frente a él yacía un Lan WangJi más joven, con un ceño fruncido severamente en evidente preocupación. Todo lo demás era caos, alrededor la gente combatía contra cadáveres que aumentaban progresivamente en número solo en cuestión de pocos minutos.
Para el quinceañero Wei WuXian todo comenzaba a tener sentido.
La figura de una mujer se dibujó en un escenario anexo a la batalla.
- Te oí llamarlo por su nombre de nacimiento hace un rato. Eres bastante atrevido, ¿no? – aunque el rostro era severo y el tono era indudablemente el de un regaño, Wei WuXian se percató del cariño en la mirada de esa chica.
"Esa es... Wen Qing."
Otra parte de sus sueños repetitivos comenzó a cobrar sentido, la mujer que parecía dura y que alguna vez le invitaba a una cena de agradecimiento había vivido con él, habían llegado a ser muy buenos amigos de hecho.
Pero ella ya no estaba, ni tampoco el niño de mejillas gordas que llevaba consigo.
Todos los Wen habían muerto, él no había podido proteger a nadie.
En el otro escenario una espada atravesó la piel de Jiang YanLi y ella no alcanzó a dedicarle sus últimas palabras entre alientos dolorosos. Todo por protegerlo con su vida. A él, al hijo de un sirviente.
En el momento en que la vida se fue de los ojos de Jiang YanLi, el Wei WuXian del pasado y también el del presente cayeron de rodillas y propinaron un grito de dolor desde las entrañas.
Este era él, el respetado cultivador que siendo tan joven había generado expectativa con su talento y sus atributos, el joven desobediente que pasó meses completos castigado en La Profundidad de las Nubes solo por decir cuanta cosa pasara por su cabeza, el hijo de un sirviente y adoptado por una familia que perdió, el hermano que cedió su núcleo espiritual marcando así lo que solo sería una futura vida de perdida tras perdida. Ese era él, el cultivador demoníaco que generó pánico en todas las sectas, él que nunca mató injustificadamente pero aun así se le atribuían los horrores más inéditos del mundo de la cultivación.
¿Y ahora quién era?
¿El discípulo de BaoShan SanRen?
¿O el desertor de YunmengJiang?
El saberse ambos lo hizo gritar nuevamente mientras permanecía de rodillas, Jiang YanLi había muerto por su culpa. Los Wen había muerto por su descuido, por su imposibilidad de protegerlos, su familia completa había sido atacada luego de su provocación a Wen Chao, ¡Todo era por su culpa! Todos a quienes había querido habían muerto por su culpa.
En medio de todo el pánico que le causó la revelación, su estómago se revolvió y el vómito le brotó sin previo aviso, una, dos, tres veces, se sujetó el estómago sin ser consciente de lo que sucedía a su alrededor. Un gemido llamó su atención y el quinceañero volvió a levantar el semblante solo para encontrarse con otra catastrófica escena frente a él.
Un hombre de cabello largo y blancas túnicas estaba cargando a un herido Wei WuXian. Con cuidado lo depositó dentro de una cueva y palpó sus heridas para tantear la de mayor gravedad, sin embargo y aunque sus intenciones eran evidentes, Wei WuXian le golpeó las manos y lo empujó con poca energía.
- ¡Piérdete!
- Wei Ying... - susurró dolido el otro hombre. Era evidente que su estado no era mucho mejor que el de Wei WuXian, aun así se mantenía empeñado en curar sus heridas y traspasarle energía espiritual a pesar de que apenas y tenía para sí mismo.
- ¡Piérdeeete! – volvió a gritar, propinándole esta vez un empujón más fuerte, lo suficiente como para alejar al hombre débil.
"¿Qué es esto?" se preguntó el quinceañero que contemplaba la escena.
"No recuerdo esto..." al ver la mirada perdida de su yo pasado, no le fue difícil concluir que la energía resentida había bloqueado gran parte de su consciente.
- ¡Piérdete! – volvió a gritar su yo pasado y el quinceañero Wei WuXian solo pudo volver a vomitar.
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Aún pasados varios minutos mantenía la respiración agitada luego de las convulsiones en su estómago, volvió a levantar el rostro para encontrarse a un herido Lan WangJi recibir latigazos en tanto Lan Qiren le repetía una y otra vez la misma regla, azote tras azote parecía retumbar y hacer eco en la oscuridad que le rodeaba. En el escenario en contraparte podía ver los túmulos funerarios incendiados y los cuerpos de los Wen arrojados en el piso, incluyendo el de Wen Qing.
- Lan Zhan... ¿Qué hiciste Lan Zhan? – preguntó sin entender. – siempre me odiaste... ¿verdad? – susurró para sí mismo, recordando un par de miradas frías y de evidente crítica ante sus actitudes. Wei WuXian no comprendía del todo lo que estaba observando, pero sí había algo que se plantaba en él con pesada claridad.
Su yo presente realmente se había enamorado de Lan Zhan. ¡Del aburrido Lan WangJi! Y eso no era lo peor, sino que este mismo hombre tan conocido por su fuerte moral, había fingido devolverle sus sentimientos, había compartido cama con él, había respondido sus mimos aunque siempre con cierto límite, siempre marcando una distancia y ahora Wei WuXian podía comprender parte del por qué.
Sentía la cabeza desordenada pero podía con ello, con lo que no podía era con un corazón demasiado pesado. La pregunta le salió más alta de lo que hubiese querido y más ahogada de lo que había sonado su voz jamás.
- ¿Por qué estoy vivo? ¿Por qué seguí viviendo? ¿Se supone que es un castigo? ¿No es demasiado cruel? – en medio de su lamento y gimoteos, la oscuridad desapareció y dio paso al interior de la cueva.
Si había creído que salir de la ensoñación sería menos doloroso se equivocó, porque podía oír las voces al exterior de la cueva, la realidad de su vida actual lo esperaba con los brazos abiertos para cuando saliera.
¿Qué le diría a Lan Zhan? ¿Qué explicación le daría Lan WangJi? Probablemente creyera que alguien como él no merecía ninguna. Tal vez incluso él mismo lo creyera también. No recordaba haberse sentido tan humillado en sus dos vidas.
Reconocía los recuerdos como propios y aun con todo el peso amargo que traían, no pesaban más que el dolor de un corazón lastimado por un tipo de afecto distinto.
Apretó los puños y caminó fuera de la cueva, ignorando completamente como los fantasmas y los amuletos parecían querer decir algo pero no se atrevían a acercarse demasiado.
A la salida de la cueva, más temprano que tarde se encontró a Lan WangJi mirando directamente en sus ojos con una profunda preocupación. Y entonces notó que sus sentidos se nublaron en furia, ya fuera un estado de defensa personal, la reacción a la humillación o a tanto dolor, se sintió tan furioso que el pecho le quemaba hasta arder.
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En cuanto Lan WangJi colocó un pie en la cueva, el instinto le congeló el cuerpo frente a dos ojos de color rojo. Wei WuXian lo miraba tan amenazadoramente que le hizo sentir una presa, su ropa estaba sucia y maloliente con lo que concluyó debía ser vómito.
- Supongo que el honor de los Lan se ha manchado bastante en estos quince años. – le dijo con voz filosa, Lan WangJi se encontró así mismo incapaz de dar un paso adelante y no es que el miedo lo hubiera paralizado a tal punto, sino que el dolor en aquellos ojos rojos le rogó cierta distancia. No pudo evitar sentir que había lastimado a Wei Ying, no estaba seguro del por qué, pero de todas maneras prefirió tomar una actitud precavida.
- Wei Ying – lo llamó con cariño, prácticamente una caricia en su voz y Wei WuXian pareció inclinarse un poco aunque el rojo en sus ojos se mantenía intenso, entonces comenzó a hablar con tanta rapidez que las palabras parecían pisarse entre ellas.
- Debí parecer un imbécil durante quince años y aún más desde que salí de la montaña. – el tono de su voz era claramente frío y poco controlado – nunca pensé que HanGuangJun podía actuar tan bien, ¿Para qué fingir HanGuangJun? ¿Para mantenerme encerrado y evitar que cause caos? ¿Tal vez era ir demasiado lejos solo asesinarme? ¿O es que habían planeado humillarme de otras maneras durante un par de años más? ¿No es suficiente? – la voz se le rompió en la última de las preguntas y sin habérselo propuesto miró directamente en los ojos dorados de Lan WangJi, solo para sentir como se le contraía el pecho en el acto. - ¿Cómo pudiste fingir que me querías durante tanto tiempo?
- ¿Fingir? – repitió aparentemente confundido Lan WangJi.
- ¿En qué se ha convertido la secta Lan? – apretó los dientes mientras intentaba contener las lágrimas. Sangre corrió entre sus dedos debido a lo apretado del agarre en sus puños, si no hubiese sido porque los jóvenes llegaron corriendo para entrar en la cueva y sin embargo se detuvieron congelados al verlo, no hubiese notado el mal estado en que estaba.
- Wei Ying cálmate... estás equivocado.- pidió con cautela Lan WangJi, quien lentamente se acercó a él. Ya lo había visto en ese estado descontrolado antes, con los ojos tan furiosos, frustrados y dolorosos como en este momento, y si aquella vez no lo abandonó tampoco lo haría ahora.
- Aléjate -amenazó dando un par de pasos atrás.
- Te lastimaras... - susurró sin pensar y es que claramente, ningún cultivador podría acumular tal cantidad de energía resentida sin lastimar su núcleo espiritual, el mismo Lan WangJi no entendía como aún podía soportar su núcleo.
Ante el susurró de Lan WangJi, Wei WuXian solo pudo reír con amargura, ¿Podía estar más lastimado? el dolor latente era tal que hasta pensó en que la muerte le sería un regalo e incluso la tortura física podría ser bien recibida, pero jugar con sus sentimientos de aquella manera... hacerle creer que era correspondido... tal vez hubiese sido más fácil si la efusividad de sus sentimientos no fuera tan intensa como para querer hacerlo arrojarse a esos brazos en medio de toda aquella situación, tal vez... hubiese querido engañarse un poco más, solo que la realidad le había azotado demasiado fuerte y mentirse ya no era una opción.
"Lan Zhan mintió, todo el tiempo, Lan Zhan mintió." Se repitió.
Cuando Lan WangJi se percató de que Wei WuXian parecía hacerse pequeño en su lugar, se acercó lo suficiente como para intentar tomar sus manos, sin embargo y para su sorpresa Wei WuXian lo tomó por la solapa de las ropas y lo sacudió con violencia.
- ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué me dejaste actuar como una doncella enamorada todo este tiempo?! ¡¿Por qué no me lo dijiste?! ¡¿Por qué tú... fingiste quererme?! ¿Por qué? – su voz bajó de volumen cada vez más hasta volverse un susurró. Lan WangJi no hizo nada por soltar su agarre, por el contrario, se mantuvo firme en aquella cercanía mientras procesaba las palabras que acababa de escuchar.
¿Fingir? ¿Cómo podría creer que él había fingido?
- Wei Ying... yo, no es... - Aunque planeaba consolarlo y explicarle todo lo que necesitase no contó con que Wei WuXian lo alejara antes de permitirle ordenar sus pensamientos, para luego salir corriendo de allí.
En todos los planes que había disipado sobre sus reacciones, en ninguno de ellos estaba la posibilidad de que Wei WuXian escapara de aquella manera.
No se detuvo para mirar a ninguno de los jóvenes, como tampoco a Wen Ning, Wei WuXian corrió por los túmulos funerarios y se escondió en la oscuridad abrasadora que había en el lugar, en menos de un minuto había desaparecido de la vista de Lan WangJi, dejándolo congelado con un corazón aún más frío a la entrada de la cueva.
- ¿Fingir? - susurró el segundo maestro Lan, casi asqueado.
Durante los segundos que sintió los pies congelados al piso, repasó en su mente las palabras dichas por el quinceañero. No era necesario que nadie le dejara en claro que recuperó todos sus recuerdos, lo que le fue difícil de creer no fue solo que hubiese tomado sus actos como fingidos sino que... a lucir por sus palabras, y a pesar de haber recuperado sus recuerdos... parecía, o eso quería creer... parecía como si Wei WuXian, su Wei Ying, también lo quería.
Lan WangJi sacudió la cabeza, no era el momento para priorizar egoístamente sus sentimientos ni para indignarse por las conclusiones del quinceañero, debía buscarlo y decirle directamente que incluso si él no correspondía sus sentimientos habiendo recuperado todos sus recuerdos de su vida pasada, pues... incluso si así fuera, permanecería junto a él.
Lamentablemente cuando se dio vuelta con la completa intención de buscarlo, notó que la totalidad de los túmulos funerarios fuera de la cueva misma, estaba completamente oscura, no solo él y los jóvenes serían un blanco fácil de los cadáveres feroces sino que él mismo Wei WuXian podría serlo.
- ¡Wei Ying! – llamó con la voz más alta que le hubiesen escuchado los jóvenes a un par de metros de distancia. Sin embargo, nadie respondió, ni siquiera podían escuchar o sentir más presencias que las propias, encontrar a Wei WuXian allí sería tal vez, imposible.
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Wei WuXian se sentía asqueroso siendo consciente de lo sucias que estaban sus túnicas, prácticamente se estaba mezclando con el aroma putrefacto de los túmulos funerarios y por mucho que odiase ese nublado lugar no pudo evitar sentir que era donde merecía estar.
Conociendo el lugar como la palma de su mano caminó hasta un arroyo seco en medio de la oscuridad, el lugar donde solía llevar a A-Yuan a saltar sobre los troncos viejos, secos y cortados. El lugar donde pasó horas sintiéndose miserable y frustrado en años pasados, esta vez lo veía en las mismas circunstancias pero en una vida distinta... o tal vez no tan distinta, después de todo, seguía enredado con las mismas personas, cometiendo los mismos errores, cargando las mismas culpas y peor aún... enamorado hasta las entrañas.
Llevando esta vez un corazón roto dejó caer el total de su peso sobre el tronco ahora quemado, allí se abrazó así mismo siendo totalmente consciente de que estaba absolutamente solo en todos los sentidos que importan.
Nuevamente solo contra el mundo.
Es que, ¿Qué tantos pecados cometió en sus vidas anteriores como para tener que pagarlos en dos vidas juntas? ¿Siquiera tenía sentido? ¿Cuándo tenían suficiente los dioses?
Se miró las manos preguntándose, ¿Quién era ahora? ¿Dónde debía ir?
Se recordó así mismo furioso y viendo de reojo como los jóvenes habían escapado de su furia y pupilas rojizas, tal vez recobrando la idea de lo que fueron pesadillas infantiles causadas por la horrible leyenda del "Patriarca Yiling". Eso era después de todo, un personaje en un cuento de terror, uno infinitamente solo y miserable. Entonces notó lo extraño en la cuestión.
¿Cómo había podido utilizar tanta energía resentida en su momento de furia sin que su núcleo espiritual colapsara? Si podía incluso sentirse en sus cabales dentro de un lugar con tanto resentimiento como los túmulos funerarios, eso solo quería decir que...
Rápidamente se quitó las ropas putrefactas y las lanzó al suelo, no podía verse debido a la oscuridad pero sí podía sentir la piel cicatrizada de una cirugía que nunca vivió, no en esta vida al menos.
Intentó canalizar su poder espiritual para invocar su espada arrojada en algún lugar de la cueva pero esta a duras penas se acercó, llegó con dificultad en una clara demostración de su lealtad incluso en circunstancias débiles, pero eso solo fue una prueba de lo que ya estaba claro en su mente.
Cerró los ojos con pesar.
- Se ha ido.
Otra vez, se había quedado sin núcleo espiritual.
Y ni siquiera le importó el por qué, solo era otra cuestión más en una lista de pesares.
En medio de la nueva revelación se sintió sumamente cansado mientras permanecía sentado en aquel tronco, de pronto un hipo se le escapó con fuerza.
- Oh no – dijo con una carcajada falsa – otra vez, parece que me he vuelto débil en esta vida, ¿eh? – se dijo así mismo mientras limpiaba un par de lágrimas que habían brotado junto al hipo. Dejó su espada a un lado del tronco, y se sostuvo el rostro con ambas manos, sofocando el dolor de las nuevas pérdidas.
Se hubiera podido quedar allí escondido, pero sabía que tarde o temprano podía ser encontrado por Lan WangJi y era precisamente lo que menos quería. El conocía el lugar, no necesitaba de luz ni guía para salir de los túmulos funerarios, ni siquiera le importaba el por qué el lugar estaba tan terriblemente oscuro y posiblemente poseído por algo, tampoco le importaron los amuletos, quería salir de allí, ir muy lejos donde no pudieran encontrarlo, hacer un agujero y enterrarse vivo.
No fue consciente de que dijo todo ello en voz alta hasta que una voz le contestó a sus espaldas.
- Yo tengo otros planes para ti. – antes de que Wei WuXian pudiese darse vuelta, estaba siendo sostenido fuertemente con un pañuelo cubriéndole la boca. Comenzó a perder la inconsciencia casi de inmediato, después de todo ya no tenía poderes espirituales y no era nada más que un humano normal. Intentó invocar a su espada pero aunque esta sí tocó su mano careció de la fuerza para desenfundarla por lo que la dejó caer solo unos segundos antes de que él mismo cayera desmayado.
En algún lugar de su mente... sabía que había escuchado esa voz antes.
"¿Jin... GuangYao?" pensó demasiado perdido como para encontrar su propia boca y verbalizar sus palabras.
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Lan ZiYuan no era un discípulo Lan destacado fuera de la Profundidad de las Nubes a pesar de tener un cultivo considerable, esto para él era justamente una de las mayores ventajas para moverse sigilosamente entre las sectas y prestar atención a detalles con total éxito en pasar desapercibido. Gracias a ello, sabía unas cuantas cosas sobre Torre Koi y no le fue difícil encontrar la habitación usualmente utilizada por su primo Mo XuanYu. Alertando sus sentidos cuando encontró esta vacía, se dirigió a la del mismísimo Jin GuangYao sabiendo que este era su único cercano en toda la secta. Aunque solo luego de media hora vigilando la puerta tuvo la oportunidad de adentrarse al interior, se encontró nuevamente decepcionado por no descubrir absolutamente ni una pista del paradero de su primo, de manera que se escondió dentro de la misma habitación a la espera de cualquier noticia que captaran sus oídos.
La paciencia era una de las mayores virtudes de un discípulo Lan, y tuvo sus recompensas cuando escuchó la conversación de los discípulos de guardia que caminaban fuera de la habitación.
- ¿Dónde está el líder de la secta Moling Su? Me había pedido que le consiguiera té de jazmín.
- LianFangZun lo envío a dejar un paquete fuera de la ciudad, probablemente tengas que esperar hasta mañana para entregarle eso.
- ¿Hasta mañana? ¿Qué tan lejos fue?
- No lo sé, pero llevaba consigo una carroza y un burro porfiado que debía empujar cada tanto... considerando la actitud del burro dudo que pueda moverse muy rápido.
Lan ZiYuan quien se mantenía dentro de la habitación escondido, sintió algo molestar en su interior. Por supuesto que en aquella carroza debía ir Mo XuanYu... pero, ¿Estaba bien? ¿Era demasiado exagerado de su parte preocuparse tanto? Simplemente era extraño que no lo hubiese encontrado, que nadie hubiese visto a Mo XuanYu por ningún lado y más aún que él mismo no hubiera empujado a su burro hacia donde fuera que se dirigiera.
Sí, algo andaba mal.
Buscaría a Mo XuanYu como si este fuera una aguja en un pajar de ser necesario.
Con aquel pensamiento esperó al momento preciso para salir de la habitación, se subió a su espada y comenzó su viaje.
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Lan WangJi desenfundó a BiChen para iluminar el camino mientras intentaba seguir la dirección en la que fue invocada Suibian, pero la oscuridad no le facilitaba observar con precisión el lugar en que la espada se había perdido. En un suspiro totalmente frustrado sintió que alguien jalaba suavemente su túnica.
- HanGuangJun... - susurró Lan SiZhui que lo miraba con gesto sumamente preocupado.
- Espera con los demás. – ordenó, sin embargo Lan SiZhui no se movió ni le soltó las ropas, deteniéndole nuevamente el paso cuando Lan WangJi no tenía tiempo que perder, esta vez el mayor volteó completamente para mirarlo de frente.
- SiZhui – ordenó nuevamente con resolución y aunque este tembló bajo la mirada molesta en los ojos dorados, se mantuvo de pie sin soltarle la manga.
- Te-tengo una idea. – logró decir mientras sentía los ojos nublados, si su idea no resultaba realmente tendría mucho por lo que sentirse culpable después. – preguntemos... dónde está él. – Lan WangJi lo miró sin comprender del todo, hasta que vio el fino dedo de Lan SiZhui apuntando al alma brillante de Wen Qing que aún permanecía cerca. – Parece que quiere cooperar.
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