- ¿Qué tan buena puntería tiene líder de secta Jiang? – preguntó Mei Fen mientras le ofrecía un arco y una flecha, proponiéndole unirse a los cultivadores que permanecían quietos y listos para lanzar las suyas.
Jiang Cheng arrugó el rostro. Bien, él no era precisamente malo, tampoco era justamente destacado cuando se trataba de su puntería, sin embargo… ¿Sin poder espiritual qué tan lejos podría llegar su flecha? Mei Fen notó su inseguridad, se posicionó en su espalda y le levantó los brazos, ella era mucho más pequeña, aún así no dejaba de ejercer cierto respeto en él. Sostuvo su ante brazo izquierdo y apretó la mano derecha de Jiang Cheng indicando el lugar exacto donde debía lanzar.
- De esta manera – aconsejó ella hablando cerca de su rostro – no importa si no tiene una gran fuerza en este momento, el impulso del viento será suficiente para hacerla llegar al otro lado del campo. Con un poco de suerte, en la garganta del enemigo.
Jiang Cheng asintió seriamente, manteniendo la postura que ella le había indicado mientras las manos pequeñas de Mei Fen se alejaban de las suyas. Para sorpresa de ambos, Lan XiChen apareció rápidamente detrás de Jiang Cheng dándole un brusco empujón a Mei Fen, quien a pesar de ser pequeña se mantuvo de pie gracias a su poder espiritual, de lo contrario probablemente hubiese terminado en el suelo.
- Yo me encargaré señorita. – le dijo a ella, en tanto él mismo levantaba los brazos de Jiang Cheng en la misma posición que ella había indicado. El líder de secta Jiang estaba pálido.
- ¿Qué se supone que estás haciendo? – le preguntó en un susurro con los dientes apretados. Lan XiChen respondió.
- Ayudándote.
- ¿Pero por qué fuiste tan descortés…? ¿Cómo puedes hacer algo así Lan Huan?, Discúlpate. – exigió aún en susurros. Lan XiChen por su lado negó con la cabeza y las mejillas un tanto infladas.
- No.
- Ppppfff – Mei Fen comenzó a reír con fuerza – está bien, está bien – logró decir entre carcajadas – no se preocupe líder de secta Jiang, entiendo que el tan compuesto líder de secta Lan está aún bajo el efecto de drogas.
Jiang Cheng suspiró, Lan XiChen por su lado mantuvo las manos sujetando las suyas con las mejillas aún infladas. Mei Fen se rascó la cabeza enredando aún más su cabello despeinado.
- Bien, ahora que están juntos aprovecho de darles el mensaje de la maestra BaoShan.
- ¿Mensaje? – preguntó el líder Jiang, intentando escapar de los fuertes brazos de Lan XiChen. Mei Fen asintió ignorando al terco Lan que se negaba a mirarla.
- Sí, ya que están en esta secta deberán acatar sus órdenes. – ambos líderes se tensaron un poco. – En cuanto ella lo ordene, ustedes deberán salir de aquí.
- ¿Qué? – preguntó Jiang Cheng - ¿Abandonar la secta en medio de la batalla?
- No precisamente – dijo sonriente – cada uno tiene sus propias batallas estimados, está definitivamente no es la suya.
- Pero…
- Sin discusiones. – respondió Mei Fen en un tono sumamente serio, imitando lo que era la voz usual de BaoShan SanRen, ambos líderes se tensaron nerviosamente y ella se rió por sus reacciones – bueno ahora que eso está claro, hablaremos de los detalles. Considerando que el líder de secta Jiang aún no recupera sus poderes definitivamente solo estorbará al líder de secta Lan sin un transporte tan rápido como su misma espada, así que espero que no le moleste tomar prestada la espalda de Wen Ning – dijo encantada mientras le dedicaba una sonrisa al cadáver feroz que se encontraba preparando el equipo de arcos y flechas. Jiang Cheng chilló hacía adentro.
- ¡¿Otra vez?! – gritó – pero… yo… no… yo… - abrió la boca una y otra vez, pero no logró encontrar una idea mejor para su problema de transporte. – De todas maneras, ¿A dónde se supone que debemos ir?
- A los túmulos funerarios.
.
.
.
“Lleva los amuletos hasta los túmulos funerarios y destrúyelos.” Fue lo que le había dicho BaoShan SanRen a Wei WuXian antes de atravesar el portal.
Wei WuXian sabía que su cuerpo no estaba reaccionando con la rapidez que le gustaría y también entendía que se debía a la debilidad por la cirugía que le quitó su núcleo en su vida pasada. Sin embargo, su mente estaba funcionando lo suficientemente rápido como para encontrar la manera de ayudar en la batalla. Por supuesto que solo debía esperar un poco a que cayeran unos cuantos discípulos de la secta Jin y para utilizar sus cadáveres, después de todo ya era obvia su ubicación y no había motivos para esconderse.
- Ni pienses en entrometerte – le susurró Shaymin desde su espalda. – La maestra te dio la orden claramente, en cuanto estén distraídos te vas junto a los líderes de secta.
- No abandonaré un enfrentamiento que provocó mi presencia. – respondió con total seguridad. Shaymin a su espalda suspiró y luego le dio un golpe con la mano abierta en el cráneo. Wei WuXian volteó con indignación mientras sentía que le bombeaba la cabeza.
- Tonto, ¿Qué no has recuperado todos tus recuerdos acaso? ¡Es tu sangre la que puede controlar los amuletos! No eres tú, no es tu conocimiento, no es tu voluntad, es tu sangre. Basta con que te capturen para que puedan manipularlos y supongo que sabes que nadie aquí tiene el tiempo suficiente como para protegerte. ¡Hay que cuidar a nuestros niños y ancianos así que toma tu trasero y corre en cuanto se te de la señal! – Por supuesto que Wei WuXian sabía aquello, pero precisamente esa era la razón por la que no podía dejarse atrapar. Y aunque sabía que nadie más que los inmortales tenían la fuerza suficiente para dar de baja a la secta más predominante del momento, aun así habría bajas, y no podía dejar de sentir culpa al respecto.
Antes de que pudiese responder BaoShan SanRen desenfundó su espada y las flechas sobrevolaron los cielos, unas de ida y otras de vuelta. Habiendo esperado aquel ataque Wei WuXian y Shaymin levantaron las redes espirituales, si bien no lograrían atrapar el total de las flechas entrantes, si lo conseguirían con la mayoría. En los siguientes segundos el río que cruzaba la ciudad de piedra se transformó en un baño de sangre, mientras que el silencio se mantuvo dentro de la montaña, si alguien había resultado herido no se había inmutado.
Wei WuXian se asomó para ver a BaoShan SanRen deslizarse con gran agilidad mientras cortaba las extremidades de varios cultivadores, formando una vista realmente bizarra desde el exterior de la batalla.
- ¡No pierdan tiempo con ella! – gritó Su She desde algún lugar que no lograba ver Wei WuXian - ¡Entren a buscar al Patriarca Yiling! ¡La montaña está desprotegida sin ella!
Los cultivadores dudaron pero considerando que BaoShan SanRen solo tenía dos manos para enfrentarse a una centena de cultivadores, se atrevieron a rodear la entrada prácticamente escalando a varios metros lejos de la mujer para así entrar sin ser detectados por ella, pero solo pudieron dar unos cuantos pasos. Las tropas de la secta SanRen bajaron velozmente la montaña con sus espadas en las manos, algunos de ellos eran bastante jóvenes y otros más adultos, pero ninguno de ellos dudo ni un solo segundo antes de lanzarse a matar.
La primera línea de la secta Jin poseía la mayoría de los cultivadores macizos, por lo que destacaban junto a la secta Moling Su, también eran los que lucían notablemente divertidos en el momento en que los jóvenes se abalanzaron sobre ellos, como si les hiciera gracia la consideración de que tan inexpertos cultivadores pudiesen ser de peligro para sus vidas, demostrando su valentía fueron masacrando uno a uno a los jóvenes, dándose el tiempo de comprobar si estaban muertos.
Liu Ming vio cómo su espada voló lejos de su vista y endureció su cuerpo sabiendo que el próximo ataque del cultivador Jin le quitaría la vida. Liu Ming era uno de los cultivadores más fuertes de su generación pero nunca fue puesto a prueba en un combate de guerra y la inexperiencia no permitió que sacara lo mejor de sí, mientras notaba la espada aproximarse a su cuello lamentó no haber podido defender por más tiempo la montaña que lo vio crecer. Cerró los ojos con fuerza y luego el sonido de la espada desgarrando la carne se marcó en su memoria, un líquido caliente le salpicó el rostro y las ropas, pero no sintió dolor.
- ¿Qué? – escuchó la voz de Mei Fen decir - ¿Estás meditando en este momento? – cuando abrió los ojos vio a la pequeña mujer sosteniendo una cabeza por los cabellos, la agitaba tranquilamente en la mano mientras lo miraba con curiosidad. Era la cabeza del cultivador que estuvo por asesinarlo.
- ¡Ayuda! – gritó otro joven no tan lejos de ellos, se arrastraba hacia atrás mientras un cultivador Jin excepcionalmente alto se acercaba a él. Mei Fen lanzó despreocupadamente la cabeza que sostenía y esta estampó en la nuca del cultivador Jin, haciéndolo caer al suelo mientras su cabeza salpicaba sangre como si fuese una tubería averiada.
Mei Fen suspiró.
- Están muertos… - susurró Liu Ming notando la gran cantidad de cuerpos con túnicas blancas en el suelo. Mei Fen le dio un codazo.
- Los lloraremos en su debido momento. – le susurró de vuelta, aunque parecía querer mantener un tono relajado Liu Ming notó su rabia contenida, entonces la vio partir dirigiéndose a la agrupación de cultivadores extraños que se abrían cada vez más paso hacia la montaña.
Mei Fen los atacó por la espalda, usualmente no hubiera tenido la desconsideración de hacerlo de aquella manera, pero siendo testigo de la nula vacilación de los cultivadores Jin y Su para quitar vidas, no se detuvo en cortesías. Les cortó los brazos y las piernas, sin ninguna intención de asesinarlos. Al contrario, quería que vivieran para contarlo.
Los grandes hombres miraron con incredulidad la pequeña figura de Mei Fen, quien les sonrío y les indicó con la mano que se acercaran. La atacaron seis cultivadores al mismo tiempo, ninguno de ellos pudo averiguar quién fue mutilado primero, se convirtieron en un mar de sangre, llanto y gritos cuando se vieron separados de sus extremidades.
Mei Fen acabó con todo cultivador externo que había puesto un pie dentro de la montaña, luego salió y se posicionó a la derecha de BaoShan SanRen, los sobrevivientes de la secta SanRen formaron tres líneas defensivas a la vista de los cultivadores Jin que no se atrevieron a intentar entrar nuevamente y tampoco parecían atreverse a atacar a las mujeres en los escalones de la ciudad de piedra, y si no se habían cedido a dar un paso atrás lo hicieron en el momento en que Wei WuXian silbó y los cadáveres se levantaron.
Cualquiera que pudiese ver la escena podría definir quién sería el ganador, las tropas comenzaron a alejarse lentamente pero a pesar de sus claras intenciones de la retirada, ninguna de las mujeres ni Wei WuXian detuvieron sus ataques. Convirtiendo la lenta retirada en un escape donde solo el que corría más rápido podría salvarse.
Fue en aquel momento en que Mei Fen abrió el camino para Wen Ning, quien captó su señal y atravesó el río cargando en su espalda a un orgulloso y avergonzado líder de secta Jiang, mientras que Lan XiChen los seguía sobrevolando los árboles con un poco de tanteo.
Lan XiChen se había recuperado del efecto de las drogas en la mitad de la batalla, pero posteriormente fue atacado por la hambruna lo que derivó en una fatiga y no es que no estuviese acostumbrado a la inedia, pero posterior a una cirugía necesitaba de algo de energía extra para estabilizar su cuerpo. Era un mal momento para sentirse débil, por lo que de todas maneras intentó mantener su paso igual de rápido que el de Wen Ning o de lo contrario sabía que estos se detendrían y se negaba a poner en peligro la vida de Jiang Cheng por un poco de hambre. Sin embargo, en medio de la escapada cuando podía decir que solo se había alejado lo suficiente como para desaparecer de la vista de la secta Jin, otro cultivador de blanco apareció volando en su espada y se lanzó hacia él con rapidez, haciéndolo caer mientras lo sostenía firmemente abrazado por debajo de sí.
Lan XiChen estaba fatigado, pero la fuerza de sus brazos no era comparable con la de ninguna otra secta, por lo que fácilmente pudo voltear al hombre y finalmente aterrizar sobre él cuando impactaron en el suelo. Sólo entonces vio el rostro del adolorido cultivador que aún forcejeaba mientras se intentaba librar del fuerte agarre de Lan XiChen, quien sostenía sus manos.
- ¿Su She?
- Quítate de encima – le gritó con tono despectivo, Lan XiChen permaneció sosteniendo su cuerpo sobre el suyo, aún sin terminar de creerse lo que estaba sucediendo.
- ¿Qué pretendías? ¿Asesinarme? ¿Solo lanzándome de la espada? – Su She apretó los dientes. – Ah no, tenías que hacernos caer si querías utilizar tu propia espada para asesinarme, ¿verdad? No confías en tus habilidades de ataque mientras vuelas, además sabías que mis sentidos debían estar un poco nublados debido a la droga – finalizó mientras le sostenía la mirada – pero, ¿Por qué Su She? Mientras estuviste en la secta Lan nunca te traté mal, ¿Por qué intentarías asesinarme en cuanto tuvieras la oportunidad?... ¿Es tu devoción a Jin GuangYao lo que te hace actuar de esta manera? ¿Él quería que me asesinaras? – finalizó de hablar con un leve sabor amargo en los labios, pronunciar el nombre de su querido amigo de aquella manera le hería más de lo que podía dimensionar.
- ¡Esto no tiene nada que ver con LianFangZun! – gritó con el rostro enrojecido, sus ojos parecían ir desde la cara de Lan XiChen hasta sus propias manos prisioneras entre las del otro hombre.
- ¿Entonces por qué? ¿Cuál es tu argumento para tal actitud hacia mí? - Su She de pronto estalló en una risa histérica y nerviosa.
- ¿Desde cuándo la secta Lan se ha vuelto tan narcisista? ¿Qué tan alto es el ego del líder de secta Lan?
- ¿Entonces? – pregunto Lan XiChen, con tensión e impaciencia en la voz, sabiendo que tarde o temprano Wen Ning y Jiang Cheng volverían para corroborar que estuviera bien.
- ¡Mi rechazo es a todos los grandes herederos de sectas que creen que tienen el derecho de estar por sobre los demás solo por su herencia! ¡¿Cómo si yo les debiese respeto solo por llevar el apellido Lan?! Tú solo eres un desvergonzado manga cortada y que no solo no le basta con ser manga cortada sino que se ha atrevido a jugar con los sentimientos de un hombre tan respetable como LianFangZun, quien solo tuvo buenas intenciones contigo, pero tú… eres como todos los demás, solo lo despreciaste en favor del líder de secta Jiang, porque claro – rió con amargura – es un heredero, lleva la sangre de su clan tan orgullosamente, en cambio LianFangZun ha tenido que trabajar hasta el agotamiento para conseguir su posición, nadie le regaló nada y tú...- Lan XiChen dio un golpe con el puño cerrado directamente en la mejilla izquierda de Su She, luego este se desmayó.
Lan XiChen se puso de pie con la respiración un tanto acelerada, estaba enfadado, tanto que esta vez sí podía asegurar que sus sentidos estaban nublados.
El jamás minimizó a A-Yao, probablemente nadie quiso tanto como él que A-Yao tuviese una vida rodeada del fruto positivo de su trabajo, pero ahora mismo Lan XiChen se preguntaba qué tan positivas fueron las acciones que lo llevaron hasta su posición actual, ¿Realmente A-Yao existía? ¿O fue solo un interesado Jin GuangYao quién desde el comienzo planeó aprovechar sus influencias para abrirse más puertas? ¿A quién había estado apreciando todos esos años? Suspiro mientras notaba que había descargado sus frustraciones en Su She, quien sólo debía ser una víctima más de un Jin GuangYao que supo aprovechar las pobrezas de su espíritu.
Lan XiChen estaba dispuesto a retomar la dirección por donde debía escapar, pero de pronto recibió el ataque sorpresa de un par de objetos metálicos que rozaron su cabello y casi no logró esquivar con éxito. Sintió sudor frío en la parte posterior de su cuello mientras un joven se dejaba ver desde la altura de un árbol a la distancia.
El joven no parecía dispuesto a hablar, pero en su mirada había cierta diversión que le revolvió el estómago, la sonrisa falsamente angelical se volvía cada vez más psicodélica mientras la observaba. Entonces recordó el nombre de aquella persona, habían pasado muchos años desde la última vez que lo había visto.
El delincuente Xue Yang.
- ¿Qué haces aquí?
- Mmm… - el joven sonriente pareció pensar su respuesta antes de volver a sacar aquellos artículos metálicos, Lan XiChen pudo comprobar esta vez que se trataba de grandes clavos – te voy a llevar conmigo, probablemente a mi buen amigo le gustaría tenerte de forma obediente. – el líder de secta Lan inclinó su cabeza a un costado en notable duda. Sin embargo antes de que pudiese decir algo más, Xue Yang desenvainó su oscura espada y la lanzó hacia Lan XiChen, este se defendió de inmediato pero no con la rapidez que le hubiese gustado, notándolo Xue Yang sonrió de manera más amplia. Nuevamente lanzó su espada con una notable orden al arma espiritual, de modo que Lan XiChen se preparó para un ataque persistente, pero Shaymin fue más rápido en posicionarse frente a él y frenar el impacto, tomando la espada entre sus dedos.
Xue Yang vio los ojos claros del niño mirándolo fijamente, no había una sonrisa en sus labios y tampoco parecía desprender simpatía, por el contrario el niño volteó a JiangZai y la lanzó en su dirección con sólo dos dedos. Xue Yang logró dar un salto abajo del árbol antes de que la espada lo golpeara y fue consciente de cómo la espada se clavó con tal fuerza en el tronco que el árbol crujió hasta casi ceder.
- Divertido – sonrió en dirección al niño. - nuevamente nos vemos.
Shaymin levantó dos dedos y antes de que Xue Yang pudiese comprender lo que estaba haciendo, la propia JiangZai se había clavado en su espalda. Xue Yang cayó al suelo y su sonrisa por primera vez pareció borrarse por unos segundos. JiangZai salió de su espalda guiada completamente por el poder espiritual de Shaymin y esta vez se clavó en el suelo, a una distancia en que Xue Yang podía tomarla.
Sintió la sangre caliente brotar por la columna.
- De pie – dijo Shaymin sin toques de niñez en la voz – tú y yo tenemos asuntos pendientes que no se resuelven con una sola estocada.
- ¡Lan Huan! – se escuchó una voz a la distancia. Lan XiChen volteó al tiempo en que Jiang Cheng y Wei WuXian aparecieron por entre los árboles, podía escuchar a Wen Ning en los alrededores alejando a los cultivadores de las sectas Jin y Su. - ¿Qué está pasando aquí? – el líder de secta Jiang ignoró totalmente el cuerpo de Su She inconsciente en el suelo y pasó por sobre él hasta alcanzar a Lan XiChen, a quien le palpó el cuerpo buscando alguna aparente herida, cuando no la encontró suspiró aliviado – solo estás sucio… te vi caer de la espada, me preocupé.
- Estoy bien – respondió un poco preocupado.
- Váyanse. – les dijo Shaymin con la misma seriedad con la que se dirigía Xue Yang, tampoco volteó a mirarlos. – no hay tiempo que perder, tienen que ir a los túmulos funerarios.
- No. - respondió de inmediato Jiang Cheng – nos quedaremos hasta que la batalla se termine.
- Sabemos cómo pueden ser los siguientes movimientos de… - comenzó a decir Lan XiChen sin embargo la risa de Xue Yang apagó sus palabras.
- ¿Tan poco te importa tu hermanito líder de secta Lan? – le dijo mientras volvía a ponerse de pie, a pesar de que la sangre había comenzado a brotarle por la boca su vitalidad permanecía en buen estado.
- ¿De qué hablas?
Xue Yang tomó su espada y la acomodó sobre su hombro en un estado de reposo.
- En este momento el respetado HanGuangJun está siendo capturado por el total de las sectas, ¿Puedes creerlo? – preguntó con notable diversión – el cultivador honorable que estaba en todos los lugares donde hubiera caos, para ayudar y proteger a los débiles, ahora será masacrado por todos los clanes, desde el más grande hasta el más pequeño, por el simple acto de haber apoyado y ocultado al odiado Patriarca Yiling. - cantó.
- ¿Qué? – interrumpió Wei WuXian.
- El mundo de la cultivación ya conoce lo que hizo HanGuangJun, no sólo apoyó al Patriarca Yiling sino que escondió en su clan al único sobreviviente Wen, ¿Cómo le apodó de cortesía? ¿Lan SiZhui? Qué adorable – concluyó con una voz comprensiva.
Wei WuXian se congeló, Jiang Cheng lo miró confundido.
- ¿Qué? ¿Qué dijiste? ¿Que Wen Yuan es... Lan SiZhui? – Wei WuXian miró a Lan XiChen en busca de una confirmación y este le dedicó una mirada significativa. A Wei WuXian le temblaron las piernas, ¿Es que cuanto le debía a Lan Zhan?
- Deben ir ahora. – les dijo Shaymin, recalcando la última palabra. – o será demasiado tarde.
Wei WuXian desesperadamente comenzó a correr lejos de ahí.
- ¡Wei WuXian espera! – le gritó Jiang Cheng desde atrás, pero este no se detuvo hasta dar con Wen Ning.
- Llévalos en tu espalda a ambos, ZeWuJun está un poco débil y no tenemos tiempo que perder. – Wen Ning parecía un poco afectado, aunque estaba lejos cuando habló Xue Yang había escuchado lo dicho una vez que su apellido fue mencionado. - ¡Tenemos que movernos rápido Wen Ning!
- Pe-pero si los llevo a ellos… ¿Có-cómo irás tú? – en ese instante Wei WuXian invocó al capullo de los amuletos, el artefacto grotesco no parecía algo lujoso que montar pero ya todos sabían lo rápido que podía moverse por los cielos, por lo que una vez que Wei WuXian se subió en él nadie se sorprendió de que en pocos segundos desapareciera de la vista.
- Alcancémoslo. – le dijo Jiang Cheng a Wen Ning, este asintió y se inclinó un poco para cederle su espalda, ambos cultivadores se subieron en ella apretándose entre sí con familiaridad.
- Gracias Wen Ning. – dijo Lan XiChen, el cadáver feroz asintió antes de comenzar a correr con toda la velocidad a la que podían sus piernas.
.
Xue Yang tomó su espada y se abalanzó hacia Shaymin, el niño lo esquivó con gracia antes de chocar su propia espada con la suya, si bien el poder espiritual del niño era considerablemente mayor de nada servía si Xue Yang esquivaba sus ataques y sus reflejos eran notables para un cultivador experto, aunque sus movimientos eran desordenados pudo mantenerse luchando con Shaymin por más de diez minutos, pero el pequeño inmortal estaba enfurecido y luego de una estocada con gran poder espiritual finalmente JiangZai se rompió a la mitad, sin embargo Xue Yang no pareció afectado en lo más mínimo, comenzó a hablar mientras Shaymin lo apuntaba con su espada advirtiéndole que un paso en falso y le quitaría la vida.
- ¿Estás aquí para salvar las almas de tus amiguitos, verdad? Lamento informarte que tardaste demasiado, las destruí todas. – Shaymin al escucharlo frunció el ceño, sabía que Xue Yang estaba diciendo la verdad. - La familia completa que asesine no fue nada personal, ¿Sabes? sin embargo cuando encontré a ese viejo a los pies de la montaña… ah, no puedo decir que no disfrute descuartizarlo. Parecía gustoso de morir en silencio, creía que si él no me decía dónde estaba la puerta para encontrarte nadie lo haría – rió – lo mejor fue cuando le dije en su último aliento de vida que yo ya lo sabía. Debiste haber visto su… - Xue Yang sintió la sangre salir por infinidades de su boca y el dolor le consumió hasta el más diminuto centímetro del cuerpo. La espada de Shaymin se había clavado en su boca, atravesando su garganta cuidadosamente sin tocar sus puntos vitales, de modo que prolongará la agonía hasta el momento en que decidiera quitarla. Los ojos de Xue Yang entraron en pánico y cualquiera podía adivinar que el dolor le comió los sentidos, no parecía razonar cuando Shaymin le habló.
- Sólo tomará un tiempo para que las almas sanen en este lugar, junto a la de Xiao XingCheng y la de Song Lan, me encargaré de que tengan la oportunidad de volver y retomar sus caminos sin ti en el medio. – dicho esto, Shaymin retiró la espada y el cadáver de Xue Yang impacto en el suelo con un ruido sordo.
Atrás de él, un líder de secta escapaba con el pánico de saber que si lo encontraban, tomarían su vida también.
.
El silencio bañó las montañas de Yunnan, mientras los inmortales parecían intentar devolver la normalidad al lugar. Los aldeanos ayudaron a dividir y quemar los cadáveres de las sectas extrañas, BaoShan SanRen se sentó a fortalecer el sello de la puerta, Shaymin se encargó de regular la energía zen del lugar mientras que Mei Fen y los cultivadores restantes se concentraron en atender a los heridos.
- Maestra – llamó de pronto Liu Ming a BaoShan SanRen quien parecía meditar junto a la puerta. - ¿Qué sucederá con Wei Ying? ¿No deberíamos ir… con él?
- ¿No te parece que ya hemos hecho suficiente? – respondió otro cultivador que estaba cerca limpiando la sangre de las piedras, sin embargo se calló en cuanto recibió una mirada severa de la maestra quien depositó una mano en el hombro de Liu Ming antes de responderle.
- Tú y yo, ya hemos cumplido con nuestra parte.
.
.
.
Wei WuXian no podía definir como sencillo montar un capucho húmedo y pegajoso, tampoco podía considerar digna la manera en que se aferraba a él, abrazando su deformidad con brazos y piernas para evitar caer mientras se movía a tanta velocidad por los cielos. No obstante, todo empobrecía cuando consideraba la situación, si lo que había escuchado era cierto y Lan WangJi había hecho a A-Yuan parte de su clan eso solo podía significar que lo defendería como a su propio hijo y si ya estaba en una situación de total desprestigio… no había posibilidad de que fuera perdonado a ojos de las sectas, sin el líder de secta Lan ni otro de secta predominante dispuesto a defenderlo… podría morir y si eso sucedía, Wei WuXian ni siquiera podía pensar en cómo continuaría su segunda vida.
Al llegar a las montañas de Yiling decidió ascender, sabiendo que el capullo llamaba demasiada la atención, lo redujo a su amuleto y se dirigió corriendo a los túmulos funerarios, no necesitaba de un camino delimitado para encontrar la manera más rápida de aproximarse al centro de la montaña, mucho menos escuchando los gritos y sonidos de espada que lo previnieron de la lucha que se estaba llevando a cabo.
Una vez visualizó a los cultivadores de sectas inferiores, se escondió detrás de un árbol mientras escuchaba y buscaba una figura conocida con una cinta en su frente.
Escuchó a los hombres hablar sobre lo indignante de la situación y sobre cómo deseaban ser ellos mismos quienes cortaran la cabeza del Patriarca Yiling, en tanto a Wei WuXian le tomó más de tres minutos encontrar las túnicas de luto, debido a que la silueta arrodillada de Lan WangJi era cubierta por completo por los otros cultivadores de pie que lo atacaban.
Desde el suelo el segundo maestro Lan contrarrestaba los ataques y a simple vista Wei WuXian pudo notar lo herido que estaba, la sangre y el sudor se le pegaban a la ropa, el color de la sangre que brotaba de pecho y piernas denotaba una infección, ¿Cuánto llevaba luchando en aquel estado que no había atendido apropiadamente sus heridas? Más atrás de la silueta arrodillada estaba Lan SiZhui sosteniendo su estómago con la mano izquierda mientras atacaba con la derecha, a su lado Jin Ling lo defendía con fervor pero también tenía signos de gran fatiga, otros jóvenes parecían simplemente haberse derrumbado del cansancio pero se mantuvieron cerca y no estaban siendo atacados, Wei WuXian adivinó por sus ropas que debían ser Lan JingYi y OuYang ZiZhen. No soportando más la situación iba a llevar sus dedos a su boca para silbar, sabía que no debían haber demasiados cadáveres en el lugar y que probablemente había sido purificado en varias oportunidades mientras lo daban por muerto, pero no tenía más alternativas que simplemente esperar a que algo se aproximara o eso había pensado cuando vio el momento exacto en que BiChen se soltó del agarre de Lan WangJi y este se tumbó con ambas manos en el suelo, completamente agotado.
Wei WuXian sostuvo la respiración, la espada furiosa de otro cultivador se dirigía hacia el segundo maestro Lan mientras este gritaba que el mal se cortaba de raíz. No hubo tiempo para pensarlo, sus pies corrieron más rápido que sus pensamientos y casi agradeció la espada que le atravesó el corazón mientras cubría con su propio cuerpo el de Lan WangJi.
Sintió el frío recorrerle desde la nuca hasta la punta de los dedos en menos de un segundo. Podía apostar que el flujo de su sangre se detuvo incluso antes de que la espada le hubiera atravesado, tal vez desde el momento mismo en que vio a su Lan Zhan colapsando para recibir su muerte.
Al menos… al menos había sido él y no Lan Zhan.
Al menos, había salvado a quien tanto le debía.
¿Aquella sí debía ser una buena manera de morir, no?
Sin remordimientos.
- ¿Wei… Ying? – escuchó la voz cansada e impactada de Lan WangJi susurrando cerca de su oído - ¡Wei Ying! – y ya luego no escuchó nada más, el lugar a su alrededor se volvió tan oscuro como las intenciones que lo habitaban. Simplemente deseó haber visto por última vez aquellos ojos claros que siempre le parecieron tan significativos, pero no lo hizo. No pudo hacerlo.
.
.
.
Lan ZiYuan había recorrido cada lugar cercano a Lanling y si no hubiese sido porque camino a la localidad de ZaoZhuang una vendedora hablaba de cultivadores arrastrando un burro por fiado, realmente no se hubiese decidido a recorrer los pueblos cercanos, sin embargo y a pesar de su búsqueda exhaustiva, no tuvo buenos resultados. No encontraba a Mo XuanYu.
Se dirigió a cada secta a su paso, preguntando si habían recibido alguna “visita” del Clan Jin, sabiendo que de vez en cuando Jin GuangYao enviaba como su representante a Mo XuanYu para participar de algunas ceremonias y reuniones de clanes inferiores, pero no habían pistas de su paradero y las opciones cada vez se limitaban más hasta una en la que el mismo Lan ZiYuan se negaba a creer.
A veces Mo XuanYu era amenazado por su padre cuando este aún vivía, solía gritarle que estaba insatisfecho con su cultivo y que si no presentaba mejoras sería entonces expulsado y devuelto a Villa Mo.
Lan ZiYuan no tenía motivos para creer que Mo XuanYu había sido expulsado, pero tampoco le quedaban opciones razonables donde buscarlo, por lo que se dirigió al lugar donde no regresaba desde su niñez.
A-Tong era uno de los pocos empleados que permanecían en el lugar, sus padres se había instalado en la casa cuando toda la familia Mo sobreviviente se fue, por lo que si alguien sabía algo ese debía ser él.
- Ningún clan ha hecho presencia en años por este lugar – le dijo como respuesta. Sin embargo Lan ZiYuan lo notó nervioso y aun después de haberlo escuchado revisó la totalidad de la casa, solo calmó su desconfianza cuando no encontró absolutamente nada. – Le digo joven Mo, quiero decir Lan… ahora Lan – se corrigió el sirviente, quien había levantado la voz debido a que sus hermanos pequeños habían pasado corriendo por el lugar – en años no he visto cultivadores, ni siquiera sé cómo se ven los de cada secta.
- Llevan túnicas doradas con una peonía en ella – respondió Lan ZiYuan, sin embargo el sirviente A-Tong solo negó indicándole que no sabía nada. En aquel momento una niña, quien probablemente era su hermana pequeña, se acercó moviendo los brazos como si fueran alas de pájaro.
- ¿Y vuelan como pájaros pero en sus espadas? – preguntó, Lan ZiYuan asintió en su dirección pero sin mirarla, sus ojos aún buscaban por los alrededores con cierta desesperación.
- ¡Ah, los señores que trajeron mucho dinero! Sé quiénes son, ellos trajeron a un chico que lloraba y gritaba – aseguró la niña, en tanto A-Tong saltaba hacia ella para taparle la boca. De inmediato Lan ZiYuan desenfundó su espada y lo apuntó al pecho.
- ¡Ella solo es una niña, no le haga caso está jugando! – intentó explicar nerviosamente, Lan ZiYuan clavó la punta de su espada en el pecho del sirviente y un poco de sangre brotó de la piel del este, quien comenzó a sollozar con pánico. - ¡No me mate por favor!
- Dime dónde está. – contestó con voz furiosa, A-Tong pudo descifrar fácilmente que si no contestaba a la brevedad, sería asesinado.
- ¡En el establo a lo alto de la montaña pero por favor no me mates!
Lan ZiYuan se dirigió allí a toda prisa, no sin antes haberle dado un pequeño rasguño en el pecho al sirviente, como mera advertencia.
Recordaba aquel lugar, era donde su madre lo encerraba cuando estaba castigado, era una pequeña habitación con olor putrefacto debido al pozo en mal estado que había comenzado a pudrir la madera lentamente, cuando llegó allí y vio al burro fuera del establo, soltó el aire que había acumulado en tres días.
- ¡XuanYu! – gritó antes de tumbar la puerta, de inmediato se encontró con un joven desnudo que se abrazaba así mismo en un rincón de la habitación, se tambaleaba de lado a lado y sus ojos estaban abiertos en pánico. - ¿XuanYu? – cuando se aproximó a él, Mo XuanYu soltó un grito desgarrador y comenzó a alejarse mientras lloraba frenéticamente, como si una bestia lo estuviera acorralando. - ¡XuanYu! ¡XuanYu soy yo! ¡Soy yo!
Lan ZiYuan no era un hablador experto, a menudo solían compararlo con el propio Lan WangJi, y nunca detesto tanto aquello como en aquel momento en donde necesitó de palabras precisas para traer a su primo a la realidad, sin embargo el joven parecía perdido en catástrofes que solo ocurrían para sus ojos.
Lan ZiYuan tomó su mano y Mo XuanYu comenzó a patearlo y a sacudirse con más violencia, entonces trasladó energía espiritual hacia él… fue solo cuestión de minutos para que Mo XuanYu se calmara un poco.
Aún respiraba frenéticamente cuando sus ojos parecieron recobrar el sentido, Lan ZiYuan se desprendió rápidamente de sus túnicas, tomó la segunda prenda y envolvió en ella a Mo XuanYu.
- XuanYu… - se limitó a decir en un tono preocupado.
- Hola – susurró de pronto en una media sonrisa agotada, parecía que había vuelto en sí.
- Hola… - fue lo único que se limitó a decir Lan ZiYuan antes de lanzarse sobre su primo y abrazarlo con fuerza. – Hola. – repitió.
Mo XuanYu soltó un suspiró tembloroso antes de rodear la cintura de su primo y devolverle el abrazo. En su niñez, siempre fue él quien protegió a Lan ZiYuan, nunca pensó que alguna vez se sentiría tan reconfortado por él, quiso agradecerle pero un recuerdo le intervino el pensamiento.
- ¡Xian está en peligro! – gritó de pronto – debemos ir…
- Calma – lo detuvo rápidamente Lan ZiYuan, notando como la piel de Mo XuanYu estaba rodeada de moretones – primero déjame ver tus heridas.
- ¡No entiendes! ¡Los van a matar!
- ¿A quiénes?
Mo XuanYu pareció pensar un poco su respuesta, aún parecía desconcertado a ratos pero cuando habló esta vez su tono era totalmente coherente.
- A todos.
.
.
.